Estamos empezando a salir de la concha, y el buen tiempo y el sol nos reciben en la calle. Estupendas noticias para nuestras necesidades de Vitamina D, que conseguimos sobre todo con la luz solar y es esencial para el organismo. Sobre todo para el de los niños, porque “interviene en el desarrollo de los huesos y en la función del sistema inmune”, explica Mercedes Gil, profesora de la Universidad de Córdoba, en la web de este centro. “Estudios recientes apuntan que es suficiente con 30 minutos de exposición semanal al sol de tarde en un 40% del cuerpo, para que se produzca la cantidad de vitamina D que los más pequeños necesitan”, añade, o “al menos 10 min al día, sobre la cara, brazos y piernas”.

Ahora que estamos a la sombra, para suplir la falta de luz, la profesora sugiere un “buen aporte de pescado azul y lácteos para que, incluso en estos momentos, no sea preciso administrar suplementos”, y un más difícil todavía: “respetar el ciclo día-noche, favoreciendo las actividades matutinas con el máximo de luz natural posible. El descanso nocturno conviene realizarlo en ambientes con mínimos de luz y ruido. Esto resulta esencial para que se regule el reloj biológico, especialmente en las primeras etapas de la vida”.

En el caso de los bebés, están inmersos en un aprendizaje ininterrumpido, “en esta etapa de la vida aprenden a comer, a moverse, a hablar y a relacionarse, además de formarse su personalidad”. Por ello, considera relevante aportarles “buenos hábitos de salud como comer solos, comportarse bien, o lavarse las manos o los dientes”, sin “caer en la tentación de relajarnos y que los niños permanezcan pasivos o con un aprendizaje mucho más ralentizado, aburridos”.

La experta aporta incluso algunas pautas beneficiosas para bebés o niños menores de 2 años, como que duerman “cerca de alguna ventana que tenga luz, de forma que al menos las manos y la cara” tengan el reflejo de la luz solar. Además, durante la siesta y la noche, “deben estar en un espacio sin ruidos y mantener una rutina en los horarios de la comida y el descanso”.

En los niños de más de 6 meses es importante, aun estando en casa, “dedicarles tiempo para realizar una estimulación psicomotriz adecuada y aprovechar la situación de confinamiento familiar para dedicarles más tiempo”, explica Gil. “Los hermanos pueden hacerles reír, enseñarles objetos para que los cojan, o dejar que gateen en casa detrás de ellos. Eso sí, manteniendo la higiene de todos los miembros de la familia (y de la vivienda)”.

También se puede aprovechar este tiempo tan raro “para incidir más en diversificar la alimentación y dedicar más tiempo a probar nuevos alimentos o texturas. De hecho, estar en casa no debe ser excusa para ceder en el tipo de alimentos que consumen, sustituyendo la alimentación más saludable por la más apetecible u ofreciéndola fuera de los horarios de las comidas”. En estos días, tendemos a preparar más dulces caseros o a picar entre comidas, “esto debería estar controlado, también en los niños pequeños, que están adquiriendo hábitos”.