A escasas semanas de la inauguración de los Juegos Olímpico en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, los problemas y las polémicas comienzan a adquirir ya grados preocupantes.

Zika, inseguridad y obras

Desde el zika, asunto que lleva meses causando quebraderos de cabeza a los organizadores y tiene a decenas de deportistas entre el sí y el no; al estado de las infraestructuras que las autoridades proclaman que estarán listas, pero los primeros periodistas trasladados lo dudan, pasando por los problemas de inseguridad que ya se han cobrado las primeras víctimas entre los deportistas, como los integrantes del equipo español de vela atracados a punta de pistola hace unos días.

Favelas a la vista

La última polémica tiene un tono cosmético pero sirve de ejemplo para mostrar las desigualdades del país y la forma de atacar el problema de las autoridades. Periodistas locales han denunciado el intento de la organización y del ayuntamiento de Río de tapar la vista de las favelas en el camino desde el aeropuerto internacional a la ciudad, por el que pasarán todos los deportistas, informadores e invitados desplazados al evento. Frente, Maré, a uno de los mayores conjuntos de infraviviendas de la ciudad se han instalado grandes paneles multicolores con los anagramas de los Juegos. Los medios locales se pregunta si lo que se intenta es tapar las favelas y a sus habitantes, Ocultar a la prensa de todo el mundo las condiciones de vida de las personas que habitan en ellas.

Unos Juegos democráticos

Las autoridades niegan que esa sea la intención de los carteles y recuerdan la promesa realizada cuando la ciudad presentó su candidatura de hacer de estos los Juegos más democráticos y más accesibles para las clases humildes. Es más, el alcalde de Río, Eduardo Paes, asegura que serán los más pobres los principales beneficiarios del legado de infraestructuras, economía, saneamiento y transportes realizados de cara a la celebración de los Juegos. Sin embargo, este último episodio parece colmar la paciencia de los habitantes de Río: según las últimas encuestas prácticamente la mitad de los ciudadanos creen que los Juegos traerán más perjuicios que beneficios, mientras quieren piensan lo contrario no llegan al 40%.