Querido Señor Musk: Bien sabe usted que es devoción lo que tenemos en esta revista por su persona. No solo porque sea el inventor o mecenas más importante del mundo. Por su visión avanzada, pero pragmática al mismo tiempo. También porque gracias a sus ocurrencias podemos llenar páginas en días tontos en los que cuesta encontrar algo interesante.

La última de Musk

Desde esta admiración que sinceramente le profesamos nos permitimos hacerle una petición. La pasada semana casi nos mata del susto cuando lanzó uno de los cohetes SpaceX. La prueba, una más, ya hemos perdido la cuenta de las que llevan, surcó los cielos de Estados Unidos. Los pobres mortales como nosotros que vivimos a años luz de su imaginación nos quedamos de piedra. De pronto, en el cielo, una especie de cohete que va dejando una estela ovalada.
Una estela perfectamente visible que gran cantidad de personas pudieron fotografiar y filmar y subirlo a su red social favorita.
Pero claro, señor Musk, qué vamos a saber nosotros qué es eso. Y en los tiempos que corren nos temimos lo peor. Muchos que por fin Kim Jong Un había cumplido su amenaza de bombardear Estados Unidos con armamento nuclear. Otros pensaron que era la llegada de extraterrestres. Que por fin se hacía realidad lo que tanto hemos visto en las películas de llegadas de aliens a plena luz del día y a la vista de todos.

No nos asuste

En fin, que lo importante es que el susto que se llevó buena parte de la población que lo vio fue morrocotudo. Por lo tanto nuestra petición. Señor Musk, le rogamos encarecidamente que nos avise cada vez que vaya a montar un lío de estos. Que los demás vivimos ajenos a sus tejemanejes y a las consecuencias que pueden tener. Que si es un intento de conseguir publicidad gratuita, está bien, es hasta gracioso. Pero la centralita de emergencias que colapsó por las llamadas de ciudadanos no piensan lo mismo.