Arturo Pérez-Reverte mostró su crítica contra algunos libros infantiles tras presentar una colección de cuentos para los pequeños lectores en el que tratan de animar a que los pequeños puedan leer "cosas serias", pero tal afirmación se le ha vuelto en su contra con la historia de una traductora literaria.

El escritor se ha estrenado dentro de los cuentos infantiles, dentro de la línea Mi primer... Arturo Pérez-ReverteEl pequeño hoplita. Con esta nueva línea, organizada por él, se intenta que los padres puedan regalarles a sus hijos una primera obra de un autor que seguirá entreteniéndoles cuando sean adultos.

El también periodista aseguró en una entrevista en El País que los temas sobre los que tratan sus libros infantiles "son materias serias" y no ha dudado en cargar contra otros escritos para niños: "No es El pirata Garrapata y La Gallina Turuleca sino cosas que pueden dar que pensar".

"Antes leíamos la Biblia, la Ilíada… ahora no se lee nada de eso. Pensé en un niño en las Termópilas y escribí el cuento. En media hora. Y al momento pensé que autores que no son de Literatura Infantil escribieran para niños", señaló.

Después de esas declaraciones, el hilo de Twitter que ha publicado una traductora literaria ha dejado en mal lugar las palabras del escritor cartagenero.

Luciana Cezara es escritora y ha compartido en redes sociales cómo los libros infantiles le han ayudado a crecer en su vida: "Una niña de 10 años recién llegada a España y que aún no domina el idioma muy bien, se pasa el día en casa cuidando de su hermano pequeño porque sus padres trabajan de sol a sol en hostelería".

La escritora revela que la casera de la casa en la que vivían acudía con cajas llenas de objetos "ropa, una consola y libros... Tres cajas a rebosar de libros".

Luciana explica que a partir de ese día esos libros se convierten "en el refugio" de esa niña de 10 años. Un lugar donde "distraerse del acoso en el colegio" y de "una responsabilidad que aún no le tocaba".

"A pesar de no entender todas las palabras, se tiraba leyéndolos durante horas. Casi siempre de noche bajo una manta porque el resto del día tenía que ocuparse de su hermano, de la casa, de la comida y de los deberes", ha señalado.

La escritora muestra entre sus palabras "la ausencia" de los padres de esa niña, pero también la buena influencia de los libros que leyó con los que logró "enriquecer su vocabulario y comprensión a una velocidad abrumadora". 

"Sus preferidos eran los de Manolito Gafotas, El pirata Garrapata, El Pampinoplas y Fray Perico y su borrico. Qué buenos eran", ha justificado en el hilo de Twitter.

Después de la historia, Luciana ha dado a conocer que esa niña era ella misma y mostrado su "eterno agradecimiento" a la señora que le puso delante "una pila de libros": "Gracias a los libros infantiles, asequibles incluso para la comprensión de una niña migrante, me dedico hoy a la traducción y domino mi lengua de adopción a unos niveles que jamás habría podido imaginar".