En los próximos días, concretamente entre el 7 y el 8 de agosto, se espera la llegada de los reyes Felipe VI y Letizia Ortiz al Palacio de Marivent, residencia habitual durante sus vacaciones. Allí, ya estaría la reina Sofía, quien no solo espera a los monarcas, sino también la decisión sobre su marido, Juan Carlos I.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha aumentado la presión sobre la Casa Real para que Felipe VI haga un gesto para defenestrar a su padre, el rey Emérito, y la decisión parece que se hará efectiva más pronto que tarde. Incluso, podría estar ya tomada.

La Corona valora opciones, entre las que se encuentra su salida de Zarzuela. El rey emérito parece adoptar una posición de antes de echarme me voy y, según ha revelado El Mundo, estaría dispuesto a aceptar una suerte de exilio.

El citado medio ha publicado que Juan Carlos I ha trasladado a su entorno que vería con buenos ojos la opción de abandonar el que ha sido su domicilio durante 58 años.

Juan Carlos I ya habría hablado con su hijo, Felipe VI, y podrían haber acordado traducir a kilómetros la distancia que trata de marcar el monarca con los negocios y la fortuna de su progenitor. En otras palabras, el Emérito toleraría un exilio en el extranjero, toda vez que este no sirva para eludir sus responsabilidades judiciales conforme avance la investigación.

La opción de materializar el distanciamiento en metros cuadrados y alejarse del ruido mediático y social gana enteros entre los asesores de Felipe Vi. No obstante, hay voces que le recomiendan que opte por que Juan Carlos I continúe en España, pues su marcha podría impulsar “el espíritu republicano” que alienta el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias.

En caso de quedarse en territorio nacional, se baraja que un círculo de empresarios amigos a la Corona financie un alquiler en una zona residencial para el Emérito, que seguiría viviendo a cuerpo de rey.

La decisión, una vez adoptada, podría ser comunicada por el propio Juan Carlos I a través de una carta pública a los españoles.