El estado de salud de María Francisca Perelló, la esposa de Rafa Nadal, ha sido objeto de actualidad de la prensa rosa durante los últimos días, después de que se supiera que se encuentra ingresada en un hospital de Palma de Mallorca. La pareja espera un hijo y Perelló se encuentra en un avanzado estado de gestación, lo que ha hecho saltar las alarmas al conocerse que permanece desde hace unos días bajo supervisión médica.

El deportista ha respondido ahora desde Nueva York, donde se encuentra disputando el US Open, una de las citas más importantes del año, para aclarar que su mujer está bien.

“A nivel personal es una situación que es importante para mí y tengo que ir gestionando todo por mucho que saliera en según qué tipo de informaciones en la prensa acerca del estado de mi mujer. Mi mujer está bien, lo dejo caer”, ha explicado Nadal.

Además, el ganador de 22 Grand Slams ha añadido que situaciones como estas se hacen especialmente difíciles de gestionar cuando uno está muy lejos de casa: “El mundo tiene que ir yendo paso a paso, día a día, y como siempre desde la tranquilidad y desde la clama pues ir construyendo las cosas que le puedan funcionar”, ha expresado.

Según recoge Ya es mediodía, la periodista que dio la información sobre el ingreso de Mery Perelló ha contado que tanto el bebé que esperan como la madre están “fuera de peligro” pero que los médicos han recomendado “permanecer ingresados durante otras dos semanas”, para evitar contratiempos inesperados.

A su vez, Nadal protagonizó el pasado viernes una imagen insólita en su partido contra el italiano Fabio Fognini. En una jugada del encuentro, el tenista español se vio obligado a devolver la pelota en una posición algo antinatural, lo que provocó que su raqueta golpease contra el suelo, con tan mala suerte que la misma rebotó y le impactó fuertemente en la nariz, provocándole al jugador una leve contusión que tuvo que ser remediada con una suerte de tirita. En la rueda de prensa, Nadal dijo que pensaba que "se había roto la nariz" y bromeó diciendo que “se lo merecía por haber jugado tan mal”.