El dirigente del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, ha decidido no acudir este viernes a la apertura del año judicial a la que estaba invitado, dejando plantado al Rey y a los diferentes cargos y trabajadores de la Justicia. "Solo puedo decir lo que siento. Me alegro de no estar presente allí", ha justificado su ausencia. En vez de acudir al acto institucional, se ha desplazado hasta Arganda del Rey para celebrar un mitin con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Desde allí, el líder de la oposición ha cargado duramente contra el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, al que ha equiparado con Francisco Franco. Precedido por la baronesa ultraliberal, que hasta hace nada se postulaba para arrebatarle el puesto y ha conseguido extender por todo el partido su modelo discursivo basado en insultos, Feijóo ha tomado carrerilla. “Dictador”, ha espetado Ayuso al referirse a Sánchez. “El único que creía que las elecciones eran un incordio era Franco”, ha rematado el gallego la comparación, molesto porque Sánchez no quiere hacerle caso y convocar elecciones dos años antes de la legislatura finalice.
“El Gobierno está en fase de desesperación”, ha comenzado su discurso con el habitual argumentario. “No les mueve la vocación de servicio ni la ambición por el poder, y mira que si hay alguien obsesionado con eso es Sánchez, lo que les mueves es el miedo”, ha continuado. Siguiendo este pretexto, Feijóo ha desgranado los que considera “los tres temores de Sánchez”, comenzando por el poder judicial. “La Justicia es el temor número uno, pero no la teme por lo que es, sino por lo que pretende hacer ver”, ha trasladado.
“Teme por lo que la Justicia sabe y puede llegar a saber”, ha proseguido un Feijóo que, antes de levantarse de su asiento para dirigirse a sus files, estaba sentado al lado de la número tres de Ayuso, Ana Millán, investigada por cuatro delitos relacionados con la corrupción (prevaricación, cohecho, tráfico de influencias y fraude de administración). Sin embargo, esta situación no ha impedido al líder de la oposición atacar al presidente por los diferentes casos judiciales que actualmente se ciernen sobre su mujer y su hermano.
“Su estrategia consiste en señalar a los jueces para que no le señalen a él. Está a dos semanas de decir que en España hay presos políticos”, ha añadido, asegurando que si llega a la presidencia “el poder judicial volverá a ser independiente y sin miedo a investigar a los políticos”. Antes de cerrar el punto no ha aclarado si la independencia se podría conseguir “controlando por detrás” la sala segunda del Tribunal Supremo o si la pérdida de miedo a investigar a los políticos también permitirá a la fiscal del caso Montoro, a la jueza de la DANA avanzar sin las trabas de la derecha.
Dos miedos más
Los dos siguientes “miedos de Sánchez”, igual que el primero, no han sido originales. “El número dos son los socios”, ha innovado, apuntando que el jefe del Ejecutivo “vive atemorizado por si le echan”. Por eso les entrega lo que pidan”, ha desgranado su argumento, “incluso iría peregrinando de rodillas a Suiza si le hiciera falta para seguir gobernando”. Más allá del ataque habitual al independentismo catalán, especialmente facilón cuando se torea en plazas madrileñas, este miedo no le ha dado mucho más de sí.
De cara al final, Feijóo se ha guardado su carta estrella: la petición de elecciones Generales. “Sánchez le teme a la mayoría del pueblo. Se resiste como gato panza arriba para no convocar elecciones”, ha introducido. “Porque sabe lo que piensan los españoles no pisa la calle”, ha comprado el discurso antipolítico y que, de soslayo, incentiva la despersonalización y violencia hacia el presidente. Eso sí, “tenemos que evitar que la degradación continúe”, ha añadido a continuación.
En el final del discurso ha regalado un bis a los asistentes, un tema incorporado en los últimos tiempos en el argumentario del PP (antes lo cantaban en público): la inmigración. “España es el coladero de la inmigración ilegal”, ha atacado con fuerza, garantizando que no por asegurar esto es un “crispador, racista y alarmistas”. “El Gobierno tienen el derecho y el deber de dotarse de los cauces legales para expulsar al que incumple las leyes”, ha añadido, augurando que será él quien lo haga porque al Ejecutivo “se le está haciendo largo”.