Kiko Matamoros ha desvelado los traumáticos episodios de violencia y acoso sexual que sufrió en repetidas ocasiones en su juventud. El colaborador de televisión lo ha contado en la última entrega del podcast Lo que tú digas, de Álex Fidalgo.

El tertuliano de Sálvame ha roto su silencio sobre una etapa de su vida desconocida, además de hablar sobre su trabajo y mojarse en términos políticos. "A mí en mi casa y en el colegio me daban unas somantas de palos increíbles. Algunas salvajes. Recuerdo un puñetazo que me dio mi padre por el que sangraba mucho por la nariz y yo me di otra vez contra la pared para que no parase de sangrar. Pensaba: 'a ver si me muero ya'", confesaba.

La violencia se repetía tanto dentro de su casa como en la calle: "Con 7 años viví acoso sexual en el colegio. Pero muchos de mis compañeros sufrieron abusos sexuales por parte de los religiosos". Asimismo, asegura en el podcast que "los abusos sexuales estaban a la orden del día" en aquella época.

Este comportamiento no lo vivió con sus hijos: "Nunca les he puesto la mano encima". Sin embargo, sí reconoce que este patrón permanece en el tiempo: "En mi juventud medíamos la virilidad a base de hostias. Nos fascinaba la violencia, que es lo que vivías en la sociedad. Hace 20 años que no le doy una hostia a alguien". Respecto a su vida personal, reconocía en el programa de Fidalgo que no mantiene relación ni con sus hijos ni con su hermano, Coto Matamoros.

En relación con su carrera televisiva, lo compara con la profesión "de un boxeador": "Los tengo que hostiar dentro de unos límites éticos". No obstante, admite sin pelos en la lengua que no le importan las opiniones del público: "Hay un juicio mediático o ético que me trae sin cuidado".

Tal y como ha hecho en otras declaraciones públicas previas, Matamoros no ha dudado en dar su breve opinión sobre el panorama político actual: "Si quieres pasar un buen rato tienes que seguir en Twitter a Irene Montero, que es ministra y no se puede ser más ignorante. Jesús Gil era lo que era, pero no dejaba de ser un tipo agradecido con su gente". De la misma manera, también ha aludido a la relevancia de la Casa Real en estos tiempos: "Hubo un tiempo que la Casa Real si imponía determinadas mordazas, pero eso ya no pasa. Se abrió la veda. Si Felipe VI hubiese mantenido una conducta como la del padre, la institución se habría acabado", sostenía.