Al igual que en nuestro país miles de personas cierran el año corriendo en diversas San Silvestre, dos mujeres españolas han celebrado el fin de año en Kenia con una carrera más larga, original y peligrosa: una San Silvestre contra la mutilación genital femenina [MGF].

Elena Luna y Mónica Batán, de la ONG Wanawake Mujer, cubrieron la distancia de una maratón (42 kilómetros), para reivindicar el fin de la MGF. Una medida prometida en 2019 por el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, para 2022, ocho años antes de lo que marca el quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

El recorrido replicaba el que muchas niñas se ven obligadas a realizar para escapar de la MGF

Correr contra la MGF

La elección de una carrera no fue fortuita. Correr es el deporte nacional en Kenia; pero no solo eso, el recorrido replicaba el que muchas niñas se ven obligadas a realizar cuando huyen de sus aldeas para escapar de esta práctica. En palabras de Batán: “Nosotras corremos por deporte; las niñas, para salvar la vida”.

El entorno para esta acción fue el Parque Natural Masai Mara, donde atravesaron aldeas y se encontraron con los animales de la sabana. Y no corrieron solas, han ido acompañadas de las verdaderas protagonistas de esta historia: las niñas kenianas que se han escapado de esta violación de los derechos humanos.

En 2023 seguiremos luchando contra la mutilación

Centro de rescate

Las dos españolas corrieron acompañadas por tramos por estas jóvenes. La meta estaba situada en el centro de rescate para niñas huidas de la MGF “Tasaru Ntomonok”, bajo una gran pancarta en la que se leía: “En 2023 seguiremos luchando contra la mutilación” .

Según Luna, “poder compartir este trayecto con todas estas jóvenes hizo que no pensáramos en los kilómetros; ellas sí que son fuertes; ellas luchan por un futuro diferente, a través de la educación. Porque educar a una niña supone salvarla”.

La MGF es la extirpación de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos

Qué es la MGF

La MGF consiste en la extirpación parcial o total de los órganos genitales femeninos, por motivos no médicos. En el mundo, según datos de UNICEF citados por Wanawake Mujer, más de 200 millones de mujeres y niñas han sido mutiladas y 68 millones de niñas corren el riesgo de sufrir la mutilación genital femenina antes de 2030.

Más de 20 países la practican (es habitual en países como Somalia, Guinea, Sierra Leona o Egipto, pero también en Irak, India, Malasia o Indonesia). Incluso se estima que en Europa unas 180.000 mujeres y niñas corren el riesgo de ser sometidas a esta práctica todos los años, según datos del Parlamento Europeo. Wanawake explica que “las consecuencias son gravísimas para su salud física y psicológica. Se limita su capacidad para el disfrute del placer sexual y se pone en riesgo su vida”.

Pandemia

Kenyatta, se comprometió "personalmente" a alcanzar el fin de la MGF, una práctica que, no obstante, sigue vigente en el país africano a pesar de que fue criminalizada en 2011. Según Wanawake, “Kenia es una de las naciones más avanzadas de África Subsahariana en la lucha contra la MGF, pero la irrupción de la COVID-19 supuso un duro golpe en los avances logrados a nivel nacional, rompiendo ese objetivo de cero casos a final de 2022”.

En marzo de 2020, el gobierno de Kenia decretó el cierre de las escuelas para frenar el avance de la pandemia, “lo que supuso un aumento de los casos de MGF, ya que los centros educativos, además de formación, ofrecen seguridad y prevención para las menores, que se encuentra en su mayoría en régimen interno”.

Joyce, una de las jóvenes que han realizado los relevos acompañando a las corredoras españolas, explica que “cuando la pandemia llegó, la escuela cerró. No tuvimos más remedio que marchar a nuestras aldeas. La vuelta no fue segura ni agradable, pero tuvimos que aguantar porque no teníamos dónde estar. De nuevo el riesgo de la mutilación merodeaba en nuestra cercanía”.

Entorno rural

Según Wanawake, “en un ámbito como el rural -donde vive el 74% de la población- la desprotección es mayor, ya que el arraigo de la práctica de la MGF es muy fuerte [el 85% de las mujeres pertenecen a ese este entorno]”.

Además, “las familias tienen miedo al rechazo social; la pobreza impulsa una práctica que precede a un matrimonio con el que recibirán una dote; las redes de protección se debilitan y los servicios de educación sexual y reproductiva se pierden”.

Lucha

Wanawake Mujer lleva años trabajando para erradicar esta práctica, de la mano de la ONG de base keniana, Tasaru Ntomonok, “Rescate a la mujer”, dirigida por Agnes Pareyio, la primera mujer que ha alcanzado la presidencia de una provincia en Kenia y responsable máxima de la lucha contra la MGF designada por el gobierno. Tasaru acoge a niñas supervivientes de esta práctica.

Ambas lucieron como sujeta dorsal, las flores llamadas MAUA”; elaboradas a mano por algunas de las madres de estas niñas, que se han comprometido a no consentir que se les practique la MGF. Algunas de ellas eran mutiladoras y para ellas, Maua se convierte en una alternativa laboral real.

Según Luna, “es emocionante poder lucir estos objetos artesanales que suponen un sustento para las madres, cuyos ingresos suponen una oportunidad de estudios para las niñas”.

Batán, por su parte, explica que “apostamos por una tradición positiva de artesanías que están sustituyendo a la tradición negativa del corte, y que, además, nos acerca a todos/as las deportistas, una oportunidad de ayudarlas luciendo flores en nuestras carreras”.

En ese dorsal especial llevaba escrito “STOP FGM” para reivindicar el fin de esta práctica, porque, tal y como concluye Batán: “Hasta que la violencia contra las mujeres y niñas termine, correremos hasta donde haga falta, acompañando a estar niñas y mujeres que se niegan sufrir ese fatal destino. Nosotras corremos por diversión, ellas para salvar la vida. Entre todos y todas, lo conseguiremos”.