En 2023, se realizaron en España 5.683 trasplantes de órganos y tejidos. En total, se registró una cifra de 2.346 donantes, lo que supone una tasa de 48,9 por cada millón de habitantes. Unos datos que han sido calificados de “récord”por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

Pero, muchas veces, cuando hablamos de este tipo de actuaciones, nos olvidamos de otras personas que están detrás de cada vida salvada. Por eso, hoy hemos querido hablar con Luis Miñano, para que nos cuente cómo salvar vidas es, hoy en día, una profesión sin paro en España.

La ministra de Sanidad calificó la donación como uno de los mayores actos de generosidad

Salvar vidas

El pasado miércoles, durante la celebración del día del Donante de Órganos y Tejidos, en el que la ministra de Sanidad, Mónica García, calificó la donación como “uno de los mayores actos de generosidad, que describe la calidad humana de la sociedad española”.

Sin embargo, para que ese acto de generosidad sea viable, es necesario que personas como MIñano hayan querido dedicar su carrera profesional a hacerlo posible.

Miñano lleva un cuarto de siglo en misiones de trasplantes y emergencias sanitarias

Una vida de experiencia

Miñano habla con la naturalidad de quien lleva haciendo esto toda la vida y con la pasión de quien es consciente de lo que supone para muchas personas. La diferencia entre la vida y la muerte depende, en muchas ocasiones, de su preparación y sus concimientos.

Hoy en día, es el director general de  European Flyers, un centro de formación de vuelo con más de 30 años de experiencia y especializado en la instrucción de pilotos de avión, helicóptero y drones. Y él, personalmente, lleva un cuarto de siglo en misiones de trasplantes y emergencias sanitarias.

Ha hecho prácticamente de todo: desde fotografía vertical, hasta vigilancia forestal o salvamento marítimo

Trabajos aéreos

Obtuve la licencia hace ahora 30 años, con 20, y comencé haciendo lo que se conoce como trabajos aéreos”. Desde entonces, ha hecho prácticamente de todo: desde fotografía vertical, hasta vigilancia forestal o salvamento marítimo. Y, por supuesto, en el ámbito sanitario y de trasplantes.

Nos explica que “a veces llevas solo el órgano, pero lo normal es que te avisen de que hay un donante en Pamplona y el receptor en Valencia, por ejemplo. Íbamos a recoger a los médicos, como una ambulancia en tierra, con total prioridad en los planes de vuelo. Allí hacían la extracción del órgano y volvíamos a Valencia, con los médicos y el órgano para que realizasen el implante”.

Miñano destaca que “tienes un nivel de implicación máximo, porque no sabes cuál va a ser tu próximo destino, como sucede en el transporte público de pasajeros, en el que tienes una programación de tu actividad todo el mes”.

Uno de los aspectos que más valora es el impacto de su labor: “Es mucho más gratificante hacer un bien social, que llevar pasajeros -que también es necesario-. Pero el transporte sanitario es muy gratificante, igual que la formación. Ver que una persona puede pasar de cero a comandar una aeronave es una pasada”.

Una profesión sin paro

Nos cuenta que el 100 por ciento de los alumnos que obtienen el título en su academia tienen trabajo. Y, según los datos disponibles, en España se necesitan unos 1.000 nuevos pilotos al año y se forman alrededor de 500.

En su escuela, se puede obtener el título de piloto de transporte de línea, que incluye una formación de 180 horas de vuelo, unas 90 de simulación y unas 800 o 900 de teórica, que se pueden cumplir en el primer año. “En 24 meses, una persona que empiece de cero con nosotros, puede tener esa titulación. Y, con ella, cumple con los requisitos mínimos para la primera habilitación de tipo, que es lo que necesitas para pilotar un 737 o un Airbus A320 y poder entrar en una compañía aérea”.

La licencia también habilita para otro tipo de misiones, como la de trasplantes o incluso el transporte ejecutivo o vip o carga aérea, “que es superimportante y necesaria”.