Hoy arranca la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional que culminará el jueves -día 4- con la celebración, por primera vez en la Historia, del Día Internacional de la Fraternidad Humana.

Como señala António Guterres, Secretario General de la ONU, el objetivo es “promover la tolerancia, el entendimiento y el diálogo culturales y religiosos”.

El diálogo entre religiones es clave para una cultura de paz

Orígenes

La semana nació en 2010, gracias a una resolución de la Asamblea General de la ONU. La institución subrayaba que “la comprensión y el diálogo entre religiones constituyen dimensiones importantes de la cultura de paz”.

Por ese motivo, es preciso “poner de relieve la necesidad imperiosa de que las distintas confesiones y religiones dialoguen para que haya una mayor comprensión mutua, armonía y cooperación entre las personas y que los imperativos morales de todas las religiones, convicciones y creencias incluyan la paz, la tolerancia y la comprensión mutua”.

Todos estamos juntos en esto y necesitamos amarnos y apoyarnos

Base común

Según Naciones Unidas, todas las fes comparte una misma base: “el reconocimiento de que todos estamos juntos en esto y que necesitamos amarnos y apoyarnos los unos a los otros para vivir en paz y armonía en un mundo sostenible”.

Más que nunca, en unos momentos en que “nuestro mundo está siendo azotado por conflictos e intolerancia hacia el creciente número de refugiados y desplazados internos”.

Una situación en la que “es imperativo que dupliquemos nuestros esfuerzos para difundir el mensaje de buena armonía con el prójimo como seres humanos y debe ser un mensaje compartido por todas las tradiciones de fe”.

Las redes sociales están sirviendo de base para el odio religioso

Tecnología y educación

Sobre todo, si tenemos en cuenta cómo la tecnología, en especial a través de las redes sociales, está sirviendo de base para la apología del odio religioso.

La pandemia actual debería servir de acicate, señala la ONU para que se produzca “una respuesta mundial basada en la unidad, la solidaridad y la cooperación multilateral renovada”.

Esa diversidad religiosa es “fundamental” para “generar una mayor conciencia sobre las diferentes culturas y religiones o creencias y sobre el papel de la educación en la promoción de la tolerancia”.

Algo que se debe inculcar desde la infancia, porque “la educación, en particular en la escuela, debe contribuir de manera significativa a promover la tolerancia y eliminar la discriminación basada en la religión o las creencias”, afirma Naciones Unidas.

Es fundamental que la opinión pública acepte y respete la diversidad religiosa y cultural

Pero no solo en el plano individual, también es precisa “la aceptación y el respeto de la diversidad religiosa y cultural por parte de la opinión pública, especialmente con respecto a las expresiones religiosas”.

La institución señala que “son la tolerancia, la tradición pluralista, el respeto mutuo y la diversidad de religiones y creencias las que promueven la fraternidad humana”.

Es preciso crear un entorno que propicie la paz y la comprensión mutua

Diálogo

Por tanto, son necesarias actividades “que promuevan  el diálogo entre religiones y culturas para aumentar la paz y la estabilidad social, el respeto por la diversidad y el respeto mutuo, y para crear, a nivel mundial y también regional, nacional y local, un entorno que propicie la paz y la comprensión mutua”.

Un buen ejemplo de esa colaboración entre credos fue la reunión entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib -celebrada el 4 de febrero de 2019 en Abu Dabi- que dio lugar a la firma del documento titulado “La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”.


Relator Especial

Una de las figuras clave es la del Relator Especial sobre la libertad de religión o de creencias. Se trata de un experto independiente designado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Su misión es determinar los obstáculos existentes e incipientes que impiden el disfrute del derecho a la libertad de religión o de creencias y la formulación de recomendaciones para superarlos.

El actual titular del cargo es el ex Ministro de Relaciones Exteriores de Maldivas Ahmed Shaheed, que fue nombrado el 1 de noviembre de 2016. Es director adjunto del Centro de Derechos Humanos de Essex y fue el primer Relator Especial del Consejo de Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en la República Islámica del Irán desde que finalizó el anterior mandato de la Comisión de Derechos Humanos en 2002.

Su misión está directamente relacionada con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En sus intervenciones ante la Asamblea General, Shaheed  ha destacado el riesgo que corren de “quedarse atrás” las personas que pertenecen a una minoría religiosa o profesan creencias minoritarias y han recibido menos atención de los encargados de formular políticas en el ámbito del desarrollo sostenible.