Una de cada tres personas en Europa quiere cambiar de trabajo en los próximos tres a seis meses. Esa es una de las conclusiones de una investigación llevada a cabo por McKinsey, en base a 16.000 respuestas en nueve países de nuestro continente.

Que una de cada tres personas en Europa quiera cambiar de trabajo tendrá como consecuencia “una intensificación de las vacantes disponibles y de la brecha de habilidades”.

España, por encima de la media, pero por debajo de la mayoría de países

En España, también una de cada tres

En España, también una de cada tres personas está pensando en cambiar de trabajo. Un 2% aseguran que “casi seguro” dejarán su empleo; un 4%, muy probablemente; un 7%, probablemente; y un 19% asegura que hay algunas posibilidades de hacerlo. En total, el 32% de profesionales podrían buscar un nuevo empleo en los próximos meses.

Por tanto, un 68% de personas con empleo en nuestro país afirma que las probabilidades de cambiar de trabajo a corto plazo son nulas. Un punto porcentual por encima de la media europea [67%], aunque por debajo de países como Austria [74%], Bélgica [73%], Alemania [72%], Italia [71%] o Portugal [70%]. Solo Suiza [66%], Francia [65%] y Polonia [50%] registran menores niveles de satisfacción con el trabajo actual.

Retribución, desarrollo profesional y liderazgo, claves

Motivos

La investigación concluye que los tres principales motivos para el cambio en Europa coinciden con los de otro estudio llevado a cabo por McKinsey a nivel mundial: “Retribución inadecuada, falta de desarrollo profesional y avance y líderes que no se preocupan y no inspiran”.

“Una retribución justa y tener una carrera clara son los principales motivadores perennes para los trabajadores en cualquier empleo”, aseguran. La falta de “líderes que se preocupen” es un motivo que “ha crecido en importancia desde el comienzo de la pandemia”.

No se trata de que uno de esos factores dispare el deseo de cambiar de trabajo, sino más bien de la combinación. Las personas “necesitan pruebas tangibles y consistentes de que tienen un futuro positivo”. Como señala la investigación, “el hecho de que un gran número de europeos diga necesito un trabajo, pero no necesito tu trabajo, es un claro signo de este nuevo énfasis”.  

Los profesionales se están marchando de las empresas y cambiando de roles y de sectores

Cambiar de trabajo y de sector

Los resultados del estudio reflejan que “los profesionales no solo se están marchando de las empresas, sino también cambiando de roles y de sectores”. Una situación que McKinsey denomina “La gran renegociación”.

Las conclusiones de la investigación son consistentes con la llevada a cabo por la misma firma en Estados Unidos: “Las empresas no son capaces de encontrar a las personas que necesitan y están perdiendo empleados”, a lo que se suma que Europa “se queda atrás en áreas como la tecnología y la innovación”, lo que “afecta a la competitividad de la región a largo plazo”.

La tasa de vacantes ha pasado del 1,6% en junio de 2020 al 3% en junio de 2022

Situación complicada

La tendencia va en contra de lo que sería previsible, según McKinsey, puesto que los elementos específicos de la región como “la protección al empleo y los factores culturales -sin mencionar un probable ralentizamiento económico-“ deberían fomentar la permanencia en el empleo actual.

“Las empresas que creen que este problema se limita a Estados Unidos deberían entender que uno de cada tres empleados suyos podrían dimitir a corto plazo”, advierte la firma.

Los datos refuerzan su tesis: “La tasa de vacantes se ha casi doblado, hasta el 3% en junio de 2022, del 1,6% en junio de 2020”. Por tanto, cada vez “es más difícil para las empresas cubrir esos puestos”.

Oportunidades y trabas

La situación también ofrece posibilidades. Según el estudio, los empleadores europeos “pueden aprovechar el momento para afrontar problemas sistémicos y crónicos”. La revisión de los modelos de retribución, desarrollo profesional y liderazgo, se suman a los retos y necesidades surgidos a partir de la pandemia.

Sin embargo, hay otra característica de nuestro continente que afecta a la situación de forma negativa, según el criterio de McKinsey: “Nuestra encuesta muestra que el 24% de los europeos se han jubilado [de forma anticipada o a su edad natural] en los últimos siete años. Al contrario que en Estados Unidos, los jubilados en Europa no están tan interesados en regresar al trabajo por una buena oferta. Cuando se jubilan, es más probable que se hayan ido para siempre, lo que reduce el grupo de trabajadores potenciales para los empleadores europeos”.