Lo malo [o lo bueno, eso según se mire] de ser tan friki y andar todo el día bicheando por internet, es que te encuentras con proyectos interesantes, impulsados por gente que quiere cambiar el mundo. Y, claro, nos falta tiempo para compartirlo con nuestra audiencia telescópica.

Hoy te traemos La revolución de las emociones. El nombre puede sonar un poco grandilocuente, pero está más que justificado: “Utilizamos el arte y la cultura como herramientas de transformación social. Su objetivo es favorecer la creación valores alineados con la sostenibilidad medioambiental y social”, explica Carmen Riestra, responsable de arte y cultura de Quiero, que es la impulsora del proyecto.

Esta plataforma enfocada a la sostenibilidad lleva más de once años trabajando en el sector con el objetivo de transformar la sociedad para crear un planeta más justo con el medioambiente y las personas. La revolución de las emociones es uno de sus últimos proyectos, pero aquí en El Telescopio ya te hemos hablado de otra de sus grandes iniciativas: Sustainable Brands.

Cactus es uno de los últimos proyectos de La revolución de las emociones

Cactus es uno de los últimos proyectos de La revolución de las emociones

Para formar parte de La revolución de las emociones no hace falta contar con el famoso reconocido prestigio

Cultura y arte
“Ponemos la actividad cultural al servicio del cambio a través de tres líneas de trabajo: la educación, la divulgación y el activismo”, explica Riestra. Y lo más interesante es que no lo hacen solo con sus propias propuestas, sino que quieren “dar voz a cualquier iniciativa que esté alineada con nuestros valores, cuya sensibilidad sea afín a la nuestra”.

No hace falta contar con el famoso reconocido prestigio. Si lo tuyo es el arte y tienes una propuesta orientada a “promover valores que tienen que ver con la justicia social y medioambiental” y “tiene un impacto social”, esta puede ser una oportunidad para darle visibilidad.

Como nos aclara ella misma, “difundimos los proyectos por nuestros canales de comunicación. El valor diferencial de la plataforma web son las variables exclusivas con las que trabaja: arte, cultura y sostenibilidad. Es bastante específica”.

El arte es un elemento disruptivo, motivador

El potencial del arte
Riestra asegura que “el arte tiene un gran potencial como herramienta pedagógica, porque es un elemento disruptivo, motivador, que favorece el pensamiento crítico, la comunicación, el trabajo en equipo… Un montón de cualidades que consideramos muy importantes para la educación”.

Y precisamente la educación es uno de los puntos clave de La revolución de las emociones. Acaban de poner en marchar un proyecto denominado Cactus, “que consiste en la creación de videorrecursos para docentes y formadores que trabajen con jóvenes y quieran acercarles los contenidos de la Agenda 2030. Su valor diferencial es que lo hacemos a través del arte, utilizándolo como herramienta educativa”.

Mantenemos el mismo estilo de vida, no hemos variado en realidad nuestras costumbres

Transformación
El objetivo es siempre transformar la sociedad. Por ejemplo, están luchando contra el edadismo a través de una exposición fotográfica que se presentará en breve. “Queremos visibilizar esta cuestión, que es una problemática de las sociedades actuales y tiene que ver con los prejuicios existentes en torno a las personas mayores o al proceso de envejecimiento”, detalla Riestra.

Una mentalidad que se está imponiendo, “sobre todo, en una sociedad como la nuestras, que rinde culto a la juventud”. Por eso, el objetivo final de esta acción “es mostrar la diversidad de las personas mayores y de las diferentes formas de envejecer”.

Riestra reconoce que nos cuesta cambiar: “Estamos saturados y hartos de oír hablar del cambio climático, del aumento de la temperatura; y, sin embargo, mantenemos el mismo estilo de vida, no hemos variado en realidad nuestras costumbres más allá de una escala muy pequeña”.

Nuevas posibilidades

Por eso cree que el arte abre nuevas posibilidades para modificar conductas, porque “para tomar conciencia la información es necesaria y está muy bien, pero cuando algo te llega, a través de una obra de arte, de una exposición, una danza o cualquier tipo de manifestación artística, tiene un impacto emocional; y cuando se toca la emoción es cuando realmente se generan los cambios”.

Por eso, recurren a proyectos que reflejan la realidad social: “Tenemos uno que se llama Palabras en peligro de extinción, que es un proyecto abierto a quien quiera participar, en el que queremos invitar a las personas a reflexionar en torno a cómo vivimos, en realidad. No se trata solo de hablar de manera nostálgica de las palabras que están en desuso, sino cómo reflejan la sociedad. Es un proyecto para reflexionar de forma colectiva”.

Riestra es consciente de que “la propuesta es ambiciosa”, pero también de que “somos modestos. El objetivo final es favorecer la transformación de la sociedad. ¿Cómo se hace eso? Llegando a tocar la emoción, los corazoncitos de la gente”.