La economía mundial se prepara para afrontar las consecuencias de la guerra comercial emprendida por Donald Trump, presidente de Estados Unidos, contra el mundo. Los aranceles que el mandatario pretende imponer a los productos procedentes de una gran variedad de países ya están influyendo en los indicadores de todo el planeta, y se prevé que los precios de muchos bienes suban en Europa. Es por ello, que muchos usuarios se lanzan a boicotear los productos procedentes de Estados Unidos, en respuesta a la abusiva política comercial de su presidente.
Esta, no obstante, no es tarea sencilla. Son muchos los bienes y servicios que se utilizan todos los días en Europa que proceden o dependen de Estados Unidos. Uno de los mejores ejemplos es Netflix. La plataforma de vídeo bajo demanda es la líder en servicios de streaming, con 302 millones de usuarios en todo el mundo al cierre de 2024, según Infobae.
En los últimos años, los buenos resultados han llevado a la empresa a subir los precios de sus suscripciones, generando una gran controversia. Ahora, millones de clientes se preguntan qué pasará con el precio de Netflix a causa de la guerra comercial, barajando incluso boicotearla como respuesta a Trump.
¿Pueden los aranceles influir en el precio de Netflix?
Netflix, como cualquier empresa, requiere de una gran infraestructura técnica y de acuerdos internacionales para prestar su servicio en casi todos los países del mundo. El precio de la suscripción depende, además de estos factores, de los costes de producción del contenido original de la plataforma y los gastos de licencia para emitir los contenidos de otras productoras.
Entre los aranceles de Trump y el precio de Netflix hay varios factores en juego que sugieren que la plataforma podría acabar subiendo el precio de su suscripción. El primero es el encarecimiento de la infraestructura que Netflix necesita para llegar a los dispositivos de cientos millones de usuarios, es decir, servidores, equipos de almacenamiento, dispositivos de transmisión. El segundo son los costes de producir contenido en Europa y Asia, donde entran los acuerdos con productoras de otros países, compra de equipos, etc. Todo ello aumentará de precio, por lo que la compañía tendrá menor margen de beneficio.
Por último, están los elementos clave que siempre enturbian la economía: la incertidumbre y la inestabilidad. La guerra comercial de Trump ha generado un clima que ha vuelto locas a todas las compañías, administraciones y usuarios del mundo. En este caos, los convenios de importación y exportación, de los que también depende la actividad de Netflix, se ven salpicados por la inestabilidad, lo que dificulta saber qué pasará con la plataforma en el futuro.
La solución: el boicot
Ante las dudas que genera la posible subida de precio de Netflix y otros servicios, muchos consumidores en el mundo optan por cortar de raíz. Para combatir los aranceles de Trump, en muchos países se están impulsando campañas de boicot a los productos estadounidenses. De esta manera se busca mermar la economía norteamericana y tratar de arrebatar al mandatario la batuta del comercio internacional.
No solo se trata de la guerra comercial. En Dinamarca, el empeño de Trump en anexionarse la isla de Groenlandia ha hecho florecer el 'antiamericanismo'. Los daneses están promoviendo sus marcas nacionales como alternativas a Coca-Cola o Kellogg's. Algo similar ocurre en Francia, donde el "proteccionismo gastronómico" está impulsando sus vinos y quesos frente a los que se importan desde California.
En otros países europeos se dan iniciativas similares, como por ejemplo la retirada de productos de Pepsi o Starbucks de las instalaciones de algunas universidades y ayuntamientos. Algunas de las marcas de alimentación afectadas incluyen Coca-Cola y Pepsi, las principales competidoras en el mundo de las bebidas gaseosas, además de otras como McDonald's, cadena de comida rápida presente en más de 100 países, Starbucks, Kellogg's o Heinz.
El boicot atañe también a importantes empresas tecnológicas. Algunas de ellas son Apple, Intel, o Tesla. La empresa de la mano derecha de Trump, Elon Musk, se verá afectada también por el sector de la automoción, donde algunas de las marcas norteamericanas afectadas por el boicot son Ford, General Motors (grupo automotriz que incluye a Chevrolet, Cadillac o GMC) o Harley-Davidson.
En el sector de la moda, la estadounidense Nike podría ver peligrar su dominio en el mercado de la ropa deportiva. Otras marcas afectadas en este ámbito son Levi's o Walmart, que cuenta con supermercados en países como China o México. El sector de las plataformas de streaming también se podría ver afectada por este boicot, con empresas estadounidenses como Disney o Netflix como principales.