George Soros sabe de ataques especulativos, se podría decir que él fue el 'inventor' de los mismos. Amasó gran parte de su inmensa fortuna apostando por la devaluación de la Libra Esterlina y fue la primera vez que un tiburón financiero puso en jaque a un gran Banco Central, nada más y nada menos que al Banco Central de Inglaterra. Ese ataque se convertiría en mítico y creó escuela para los ataques que ahora está sufriendo el euro. El Financial es muy conservador y es anglosajón. La biblia de los hombres de negocios de todo el mundo nunca se creyó del todo que el euro fuera a funcionar, pero de la entrevista que publica hoy el FT con Soros se extrae una importante conclusión: protagonista y medio saben perfectamente que lo que está ahora en juego es el futuro político de Europa.

"Lidera o abandona"
El multimillonario americano es muy crítico con la política seguida por el Gobierno alemán, hasta el punto de afirmar que la situación actual del euro sería mejor sin Alemania. "Lidera o abandona: esta es la decisión legítima que Alemania tiene que tomar". "O supeditas su destino al resto de Europa, te arriesgas a hundirte o nadar juntos, o abandonas el euro, porque si (Alemania) hubiera abandonado (el euro), los problemas de la eurozona habrían mejorado", ha declarado Soros.

El multimillonario añade que si los alemanes no cambian su punto de vista sobre el euro "estarán empujando a Europa, sin pretenderlo, hacia una situación intolerable". Además considera que el fracaso del proyecto del euro llevaría a Europa a una situación económica peor que la de la post II Guerra mundial.

Contra los recortes
George Soros, que no es precisamente de izquierdas, considera un error la política de recortes y más recortes que impone el actual Gobierno alemán al resto de Europa. Asegura que si los políticos germanos "insisten en una política de austeridad, de reforzar la actual fase deflacionaria y no se mueven de ahí, entonces, de hecho sería mejor que, a largo plazo abandonaran el euro".

El multimillonario sostiene que los recortes no son un solución a la crisis, sino un elemento que aumenta y agrava la división en la eurozona entre los países prestamistas y los deudores configurando "una Europa a dos niveles", que solo conducirá a la quiebra del euro, del mercado único y de la Unión Europea.