El acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) fue firmado hace cuatro años, pero se encuentra estancado desde entonces. Los líderes latinoamericanos critican la posición europea, motivo por el que este lunes comienza una cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Con este contexto y con España ocupando la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, Pedro Sánchez se ha puesto como objetivo alcanzar un consenso favorable a ambos continentes durante el cargo español.

“Queremos relanzar nuestros lazos comerciales y de inversión y, a la vez, reforzar la resiliencia de nuestras economías”, ha señalado el presidente del Gobierno como objetivo del encuentro. En este sentido, se ha mostrado optimista y ha trasladado su creencia de "que tenemos una ventana de oportunidad para ratificarlo en este segundo semestre de 2023". La pretensión de España es clara y Sánchez ha asegurado que el país “va a estar siempre del lado de aquellos que lo que queremos es cerrar este gran acuerdo que sería sin duda alguna muy importante para ambas regiones".

El acuerdo es vital atendiendo al volumen de negocio conjunto entre ambos continentes, que se acerca a los 300.000 millones de euros anuales. "Europa y la CELAC nos encontramos en una situación que yo calificaría de esperanzadora, inmejorable, para aunar nuestras necesidades e intereses en áreas", ha destacado el líder español durante la celebración de un foro empresarial. "Creo que todos podemos ganar de una relación más cercana y eso es lo que estamos empezando hoy después de ocho años", ha insistido, instando a organismos y Estados a poner de su parte para la consecución del acuerdo.

Lula da Silva, presidente de Brasil, ha dedicado desde el mismo foro unas palabras más esperanzadoras a las que pronunció la pasada semana. En ese momento, el líder sudamericano consideró el documento remitido por la UE como "inaceptable" y criticó que "los socios estratégicos no negocian basándose en la desconfianza y la amenaza de sanciones". Los países del Mercosur no aceptarán el "eterno papel de exportadores de materias primas, minerales y petróleo", añadió. Desde el lado europeo, Francia presiona en materia de calidad de los productos, solicitando que para las exportaciones procedentes de estos países se exijan los mismos estándares "extremadamente altos" que se imponen a los agricultores y ganaderos europeos.

La UE compromete 45.000 millones para América Latina

Para acercar posiciones, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha comprometido una inversión de 45.000 millones de euros destinada al desarrollo de proyectos verdes en América Latina y el Caribe, convirtiendo a la UE en un “socio preferente” para estos países. "Ya hay más de 135 proyectos en trámite, desde hidrógeno limpio hasta materias primas críticas, desde la expansión de la red de datos de alto rendimiento hasta la producción de las vacunas de ARNm más avanzadas", ha enumerado Von der Leyen.

Hacía ocho años que ambas uniones internacionales no se reunían, pero la predisposición española ha facilitado un encuentro que pretende dar forma a la agenda de inversión en beneficio de ambos continentes" a través de un "nuevo enfoque" para los grandes proyectos de infraestructura que tiene el ánimo de reforzar la creación de cadenas de valor locales. Los intereses europeos, centrados en el acceso a materias primas críticas de otros proveedores para reducir su dependencia de terceros como China, hace vital este acuerdo.

No obstante, von der Leyen ha asegurado que las intenciones europeas no son únicamente de extracción de materias primas, algo que no gusta a los países latinoamericanos. Otro de los objetivos es el desarrollo de la capacidad local de producción, a lo que la UE contribuirá con tecnología y trabajadores con formación de "alta calidad", ha trasladado. De esta manera, la UE pretende convencer a los Estados del cono sur, que no pretenden doblegarse a los intereses del continente europeo.

La presidenta del Ejecutivo comunitario ha destacado que América Latina y el Caribe tienen el "potencial" de convertirse en una potencia mundial de energía renovable, además de apuntar que el siguiente "paso natural" es convertir esa energía en hidrógeno limpio, que tiene la ventaja de poder exportarse "fácilmente" a otros continentes al tiempo que puede impulsar nuevas industrias en el propio continente. "Necesitamos que nos digan en qué sectores quieren centrarse y qué cuellos de botella debemos abordar juntos para que Europa pueda invertir justo donde más lo necesitan. Es un nuevo comienzo para viejos amigos para el que necesitamos unir fuerzas", ha zanjado.