Es una situación paradójica. Cuando comenzamos a iniciar el camino, ya estamos de vuelta del viaje. Y en estos mercados y tiempos frenéticos es muy probable que esto ocurra en los tipos de interés. Las familias que tienen sus hipotecas a tipo variable han visto el Euribor sobrepasar la barrera del 1% con un coste anual que se mueve entre los 600 euros y los 1.200 euros dependiendo del importe y la duración. En Europa estamos esperando que el Banco Central Europeo comience en la reunión del próximo 21 de julio la subida de los tipos de interés entre 0,25 puntos y 0,50 puntos con el fin de atajar la inflación que supera en la eurozona el 8%. Lo hará después de que este recorrido alcista ya lo hayan realizado buena parte de los países occidentales y también numerosas economías emergentes, siempre dependientes de la marcha del dólar y de sus rentabilidades.

Pero los analistas ya empiezan a contemplar que en junio de 2023, o sea, dentro de tan solo un año, los tipos de interés en el mundo vuelvan a bajar. O sea, viviremos una etapa corta de subidas para rápidamente dar un giro de timón y volver a las caídas. Esta expectativa tiene una sola palabra que lo resume todo: recesión. Y este proceso se ha vivido en solo unos meses. Las economías han dejado de crecer con pujanza, la inflación ha subido muchísimo y sin necesidad de manejar la política monetaria, las economías ya se están enfriando. Sin duda, la invasión de Rusia a Ucrania ha sido un factor clave para este deterioro en los crecimientos que puede agravarse en invierno si existen problemas de suministro energético en Europa, por ejemplo. La falta de gas no se queda solo en las dificultades de los europeos para calentar sus hogares en invierno sino en la paralización de muchas actividades industriales que tienen en el gas su energía.

En el caso de España, el dato conocido el pasado viernes sobre el Producto Interior Bruto (PIB) apunta a un crecimiento del 0,2% frente al 0,3% estimado. En los tres primeros meses del año, las partidas importantes no están dando toda la lectura negativa que empezarán a dar de ahora en adelante porque, aunque el consumo privado baja un 2% trimestral, lo hace menos de lo esperado. Asimismo, aunque vemos que la inversión en vivienda arroja datos negativos y las exportaciones también bajan, están en línea con lo esperado. De cara al segundo y tercer trimestre del año, tendremos un mayor impacto negativo del consumo de los hogares por las expectativas de una mayor inflación.

Pero una visión más general nos avisa de cómo muchos precios que afectan a la industria están bajando después de registrar este mismo año unas fuertes ganancias. Nuevamente, un giro brusco de las expectativas. El matemático y estudioso de los mercados, Juan Ignacio Crespo, sigue muy de cerca la evolución de los precios. Así, los metales industriales ya pierden en el año un 9,7% (a pesar de que llegaron a ir ganando un 26% en el mes de marzo).El campeón de las pérdidas es el plomo (-15,8%).El subcampeón, el cobre: -13,6%.Haciendo podio con ellos, el aluminio: -11,8%. “Hasta los precios agrícolas se moderan: ya solo suben 10% en lo que va de año. Hace un mes escaso subían 31%. Incluso la energía, que el 27 de mayo subía un 61%, sube ahora un 49%. Como en 2008: las materias primas retroceden, la recesión avanza”, explica este experto.

La pasada semana conocimos los índices de gestores de compras (PMI) de mayo de las principales economías mundiales que ofrecen una lectura desalentadora de los crecientes riesgos de recesión y de las presiones inflacionistas aun persistentemente elevadas. “Los vientos en contra de las sanciones a Rusia y los altos precios del petróleo finalmente alcanzaron a la Eurozona. Su PMI compuesto cayó más de lo previsto hasta 51,9, acercándose al nivel de 50, que suele ser señal de recesión. Y lo que es más preocupante, esto se produce incluso antes de que el Banco Central Europeo (BCE) empiece a subir los tipos de interés”, explica Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma eToro.

Vendrán otros problemas derivados de la recesión, tal vez más importantes como el paro, la morosidad, la dificultad de hacer frente a las deudas por parte de las empresas, etcétera. Pero la vuelta a los tipos bajos está en el horizonte pese a que el BCE todavía no los ha subido.