Ángela Merkel ha dicho que su visita es un "gesto de apoyo" al gobierno griego, un gobierno que 24 horas antes de la visita de la canciller recibió un ultimatum del Eurogrupo: tiene hasta el 18 de octubre para demostrar que cumplirá con los ajustes puestos en marcha si quiere seguir recibiendo dinero para pagar nóminas, pensiones y lo que debe.

La canciller llegó a Atenas con miles de personas manifestándose en las calles contra esa política de durísimos ajustes y contra ella misma, porque los griegos, como muchos europeos, piensan que la que manda en Europa es ella.

El portavoz de Merkel, Steffen Seibert, ha declarado que Merkel "viaja a Grecia para mostrar su apoyo al gobierno griego por el programa de reformas puesto en marcha", y añadió que "Alemania quiere ayudar a Grecia a estabilizarse".

Hubo además más gestos en las horas previas al viaje, así el ministro de Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, declaró al diario alemán Bild Zeitung que el viaje de la canciller es un "gesto europeo, un acto de reconocimiento para el gobierno griego que se encuentra bajo una gran presión por su política de reformas".

Grecia espera oxígeno por Alemania dice que no puede ser "un pozo sin fondo"
El gobierno del primer ministro griego, Antonis Samaras -del mismo partido que falseo las cuentas griegas y llevó el país a la quiebra- ha preparado la visita de Merkel como una cuestión absolutamente vital. Los griegos quieren arracan a la canciller dos compromisos: que diga sí a alargar el plazo para cumplir con sus compromisos de ahorro y que dé luz verde al segundo tramo de ayudas de 31.500 millones de euros.

Pero los alemanes no ceden. Están absolutamente convencidos de que la falta de seriedad de los gobiernos griegos, el despilfarro de las ayudas europeas y la corrupción han sido la tónica en las últimas décadas en Grecia, que además falseó sus cuentas en la Unión Europea. Por eso el todopoderoso ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, ha marcado la pauta con dos declaraciones previas al viaje de su jefa:

La primera que "Merkel no es la Torika", es decir que la canciller no es la que da luz verde a la ayuda económica a Grecia, sino la Troika que integran técnicos de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

Y la segunda, que Grecia debe cumplir con los recortes comprometidos, y por eso dijo que "es verdad que se quiere ayudar a Grecia a la hora de crear una administración eficiente, sin embargo, en algún momento el país debe sostenerse por sí mismo. Grecia no puede ser un pozo sin fondo", declaró a una emisora de radio alemana.

Atenas blindada
El dispositivo de seguridad desplegado para proteger a Ángela Merkel en su visita es inédito en la historia del país. Siete mil policías movilizados por las calles de la capital griega, francotiradores en los tejados, submarinistas por las alcantarillas, vehículos con cañones de agua para dispersar manifestantes, calles cortadas y barrios enteros bloqueados.

El centro de Atenas se abarrotó y colapsó con las protestas de miles y miles de ciudadanos de todo tipo y edades: jóvenes y jubilados, trabajadores y parados, sindicalistas y políticos de la izquierda. Hasta un político alemán, el jefe del partido "La Izquierda", Bernd Riexinger, anunció su intención de ir a Atenas a manifestarse contra Merkel y para solidarizarse con los pensionistas y trabajadores griegos.