La política monetaria restrictiva del Banco Central Europeo (BCE) está golpeando a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y, sobre todo, a las familias. Esto no parece preocupar a la presidenta del organismo, Christine Lagarde, que, lejos de anunciar un aminoramiento del rally alcista o el frenazo de las subidas de tipos de interés, ha amenazado a las empresas y los trabajadores. Los tipos de interés se sitúan ya en el 4% y experimentarán un nuevo incremento, confirmado, en julio. Como consecuencia, los préstamos variables y los de nueva constitución, sobre todo las hipotecas, están disparadas.

La ambición del BCE por aplacar el espiral inflacionista y recuperar niveles en la eurozona del 2% está castigando a los más vulnerables. Organismos internacionales, incluido el presidido por Lagarde, apuntan ya a que el incremento de la inflación ha respondido, sobre todo, al aumento de los márgenes empresariales y poco ha tenido que ver con el cuento de la segunda ronda provocada por los salarios que los poderes económicos intentaron instaurar para justificar no aumentar los sueldos. El resultado ha sido un incremento desmesurado de los beneficios empresariales y una pérdida abultada del poder adquisitivo de los trabajadores y de su capacidad de compra.

No nos quedaremos de brazos cruzados ante tal riesgo

Sin embargo, durante este año de subida de tipos y ampliación de márgenes empresariales, la presidenta del BCE no ha visto conveniente señalar a las empresas, advertirlas o realizar algún movimiento. Este viernes, al ser preguntada por una supuesta subida de salarios a petición de los trabajadores, ha decidido mezclar ambas variables, como si los asalariados hubiesen disfrutado de una mejoría desde que comenzó la crisis energética.

“El período reciente de alta inflación no estuvo acompañado de una reducción en los márgenes de utilidad de las empresas, que incluso aumentaron en algunos casos, particularmente cuando la demanda de bienes y servicios superó la oferta”, ha reconocido en una entrevista concedida al periódico francés La Provence. “Los salarios también han aumentado más de lo esperado”, ha asegurado. Atendiendo a esta situación, deja la decisión, como es habitual, en mano de las empresas. Eso sí, las consecuencias la pagarán también los trabajadores.

“Es importante saber si las empresas van a reducir un poco sus márgenes para cumplir con las expectativas de salarios más altos de sus empleados y para recuperar parte de su poder adquisitivo”, ha trasladado. La otra alternativa que plantea es “si vamos a ver un doble aumento, de márgenes y salarios”. De suceder esto, se “alimentarían los riesgos de inflación y no nos quedaríamos de brazos cruzados ante tal riesgo”, ha advertido.

La tercera alternativa, la que se ha desarrollado durante estos años, es la ampliación de los márgenes empresariales en detrimento de los salarios. Lagarde lo deja en manos de las empresas, a expensas de que los Gobiernos de cada país puedan actuar al respecto, y supedita el aumento de los salarios a que las empresas, de mutuo propio, reduzcan “un poco sus márgenes”. Cada vez más voces señalan al BCE por su política injusta con el conjunto de la ciudadanía y su pasividad ante el enriquecimiento de las empresas. Por el momento, la banca continúa beneficiándose de su política restrictiva.

Sin atisbo de tregua

La inflación de la zona euro se sitúa, según el último dato, en el 5,5%. “Esto se debe en particular a la caída de los precios de las materias primas y la energía”, valora Lagarde, que se otorga también parte del mérito con la creencia de un impacto positivo “de nuestras decisiones de política monetaria sobre los precios”. No obstante, asegura “la inflación sigue siendo superior a nuestro objetivo a mediano plazo del 2 % y, según las proyecciones de nuestro personal, se mantendrá así en 2024 y 2025”. En consecuencia “todavía tenemos trabajo por hacer para reducirla y alcanzar nuestro objetivo”.

Sobre el crecimiento económico que, a diferencia de la progresión de España, en la eurozona ha caído y entrado en recesión técnica, se ha mostrado optimista. “El crecimiento ha sido plano en los dos últimos trimestres, con un crecimiento muy ligeramente negativo en el cuarto trimestre de 2022 (-0,1 %) y un crecimiento nulo en el primer trimestre de 2023. Estimamos que el crecimiento de la zona del euro rondará el 0,9 % en 2023”. Basándose en estas previsiones, augura que “deberíamos ver un retorno al crecimiento potencial durante el período 2024-2025".