El Ibex 35 se sumó a la fiesta y subió ayer un 4,96%, el segundo mayor rebote del año. Pero no estuvo sólo. El DAX alemán ganó un 5,4%, la bolsa italiana subió un 5,5% la de Francia un 6,3% y el Eurostoxx50, donde cotizan las 50 mayores empresas europeas cerró con una subida del 6,1%. Todo un éxito para una cumbre que acabó con sólo una medida concreta aprobada y varias promesas que ahora tienen que ser redactadas.

El 9%
La única medida aprobada fue exigir a todos los bancos grandes (los que tienen más de 150.000 millones de activos) que tengan un capital disponible para contingencias difíciles equivalente al 9% de su tamaño. Además, se les exige que cada uno mire la deuda pública que tiene comprada de su propio país y les otorgue un valor que se calcula con el precio que les habrían pagado si la hubieran vendido el pasado 30 de septiembre en los mercados de segunda mano a través de las bolsas.

¿Coincidencia?
Aquel día, el 30 de septiembre, Alemania había dicho horas antes que aceptaba un aumento del fondo de rescate, pero la deuda española seguía cayendo y la alemana subió. La italiana no había entrado de lleno en la pelea todavía y en octubre ha caído más que la española. La elección de la fecha del 30 de septiembre sólo perjudica de forma grave a la banca española, porque tiene mucha menos deuda de España comprada que los bancos italianos de Italia, pero tiene que recapitalizarse más. ¿Coincidencia del destino?

El precio de la deuda alemana
Los inversores internacionales llevan meses refugiando su dinero en bonos alemanes que cambian por los del resto de los países de la eurozona. El Banco Central Europeo ha tenido que salir varias veces al rescate de la deuda de países como Italia o España comprando sus bonos porque los grandes fondos vendían deuda española e italiana y comparaban títulos de Alemania para asegurarse los riesgos. De tal tamaño ha llegado a ser la demanda de deuda alemana que los inversores han llegado a pagar por ella más de lo que realmente vale (si un bono vale cien euros se han pagado hasta 102 y 103 euros por ellos) con el único objetivo de asegurarse no perder mucho en caso de que el euro se hundiera definitivamente.

El cambalache germano
Con la fórmula aprobada en la cumbre europea de anteayer, resulta que los bancos alemanes, al adjudicar a la deuda de su propio país que tienen en su balance el valor que habrían tenido al venderla en bolsa el 30 de septiembre, se encuentran con que lo que compraron por cien ahora vale más de esa cantidad. Y esa diferencia la pueden considerar como capital disponible para contingencias, con lo que cubren una parte de las pérdidas que les ocasionará el perdón de una parte de la deuda griega, de la que son los mayores acreedores de Europa junto a la banca francesa.

Perjuicio para España
Las condiciones elegidas benefician notablemente a la banca alemana, dejan a la francesa sin graves problemas y perjudican a la española, porque era la que a 30 de septiembre sufría en mayor medida las turbulencias de los mercados (la diferencia con el bono alemán a diez años estaba por encima del 3,1%). Un peaje que no paga siquiera Italia, país que si se hubiera elegido una fecha más reciente para aplicar la fórmula habría salido peor parado y que, además, ha salido de la cumbre con alabanzas a unas medidas que aún no ha aprobado su Parlamento.

Malestar en el sector
Los máximos responsables de algunos de los grandes bancos españoles, con Francisco González, presidente de BBVA, y Alfredo Sáenz, vicepresidente del Santander, a la cabeza, han mostrado su contrariedad por esta fórmula. En su opinión, recapitalizar los bancos siempre es bueno porque aumenta su solvencia, pero en este caso concreto, además de ser innecesario para las entidades españolas, creen que es injusto, porque muchos grandes bancos europeos tienen en sus balances activos de los llamados tóxicos, los que se convirtieron en el detonante de la crisis financiera, y siguen en las cuentas con un valor muy superior al que tendrían si intentaran venderlo.