La llegada masiva a Alemania de inmigrantes procedentes de otros países de la Unión Europea (UE), que entre 2011 y 2017 superaron los cinco millones, ha incrementado en una media de dos décimas el crecimiento anual del PIB de la mayor economía europea, según las estimaciones del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW).

De este modo, los analistas del DIW subrayan la importancia, desde una perspectiva económica, de "desmantelar" las barreras a la inmigración que aún quedan y recomiendan concentrar la respuesta política en mejorar el acceso al mercado laboral de los inmigrantes mediante la facilitación del reconocimiento de titulaciones extranjeras y simplificando el acceso en otros países a cursos de alemán, así como mejorando el atractivo de formarse en universidades de Alemania.

Entre 2011 y 2017 Alemania acogió la llegada de una media de 731.000 inmigrantes procedentes de otros países de la UE, la mitad del total recibido cada año, cuya aportación permitió elevar en una media de dos décimas el crecimiento anual del PIB germano, con una aportación máxima de tres décimas en 2015, cuando la cifra de inmigrantes de la UE alcanzó los 846.000, sin los que el PIB alemán habría crecido un 1,2% en vez del 1,5% registrado.

"Sin la inmigración económica, las empresas en crecimiento habrían tenido más dificultades para encontrar trabajadores", apuntan los autores del estudio, señalando que, en el corto plazo, no habría sido fácil para las empresas compensar la escasez de mano de obra con la ampliación de jornadas o un mayor uso del capital físico.

"Como resultado, el cuello de botella habría resultado en mayores presiones salariales", añaden los expertos del DIW, advirtiendo de que los salarios no habrían subido inmediatamente en respuesta a las rigideces del mercado laboral, aunque las expectativas de subidas salariales habrían influenciado los precios, pues las empresas buscarían trasladar los mayores costes de producción a los consumidores.

"Además, la mayor inmigración ha incrementado la demanda general", señala el estudio. "Con costes de producción más altos, tasas de inflación más altas y menor demanda de consumo, el crecimiento del PIB hubiera sido inferior en una media de 0,2 puntos porcentuales cada año", concluye.