El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) y exministro de Economía, Luis de Guindos ha asegurado este miércoles que el corte del gas ruso en Alemania podría llevar a una recesión en el país germano y "arrastrar" con ello al resto de la eurozona.

En declaraciones a la Cadena COPE, el exministro ha subrayado que el BCE no maneja en su escenario central la entrada de la economía europea en una recesión, aunque sí prevé una "desaceleración económica importante" que, junto con elevada inflación, anticipa un escenario "muy complejo" para los próximos meses.

"Los próximos meses van a ser muy complejos para la economía europea y mundial por la convivencia de inflaciones altas con señales claras de desaceleración económica, que ya están aquí. Ya hemos empezado a ver que el consumo de las familias en Europa se está resintiendo y a eso hay que sumarle la incertidumbre de la guerra, que está parando muchos proyectos de inversión", ha indicado el vicepresidente del BCE.

De Guindos ha indicado que Alemania está vigilando continuamente el suministro de gas procedente de Rusia, porque un posible corte de suministro puede tener un importante impacto en la economía del país germano. El exministro asegura que "puede parar gran parte de la industria alemana, puede llevarlos a una recesión y una recesión en Alemania puede arrastrar al conjunto de la eurozona". Se trata, en suma, de un contexto en el que la política del BCE tiene que enfocarse en la estabilidad de precios para llegar a su objetivo de reducir y mantener la inflación en un 2%.

Subida de los tipos de interés prevista para julio y septiembre

Ya se ha comenzado a normalizar la política monetaria, con una subida de tipos de interés anunciada de 25 puntos básicos, que entrará en vigor a partir del próximo 21 de julio. También hay prevista otra subida de tipos en el mes de septiembre que, de acuerdo con De Guindos, “puede ser superior" a ese cuarto de punto si la inflación continúa como hasta ahora.

El vicepresidente del BCE precisa que se trata de “una normalización de la política monetaria que se ajusta a la elevada inflación en la eurozona, que está claramente por encima del 8%, y que ya no es producida sólo por alimentos y energía, sino que tiene una base mucho más amplia".

El exministro reconoce que subir los tipos para controlar la inflación es una medida dura, pues dicha subida contribuye a moderar la demanda y el consumo, lo que a su vez tiene efectos sobre el crecimiento económico. Sin embargo, ha insistido en que el control de los precios pasa necesariamente por una cuidadosa subida de tipos para no provocar el efecto indeseado de una recesión.

Sobre la depreciación del euro frente al dólar, que el martes alcanzó su mínimo desde el 2002, De Guindos ha asegurado que no forma parte de la política monetaria actuar en ese campo y ha explicado que un euro depreciado eleva, por un lado, los costes de las importaciones, incluida la energía, pero, por otro, abarata las ventas al exterior.