La eurozona continúa atravesando momentos difíciles en lo que a coste de la vida se refiere y el cierre de 2022 no ha conseguido aplacar esta situación. A pesar de que ha reducido su tasa de inflación en medio punto, se mantiene en las dos cifras, concretamente en un elevado 10,1%. Nunca el refrán ‘año nuevo, vida nueva’ había representado una pretensión tan claramente como en estos momentos. Llueve, mucho en algunos países, pero el suelo español luce más seco y el temporal inflacionista se aleja de la península, dirigiéndose peligrosamente al norte de Europa. Tres puntos y medio separan a España de la media de la eurozona, más de cuatro si tomamos en consideración la media de la Unión Europea (UE).

El 6,7% español, dato recogido por Eurostat (oficina estadística europea), afea el ya mencionado 10,1% de la eurozona. Ni que decir con el 11,1% de la UE. Si bien poco hay que celebrar, ya que, el valor español sigue en números muy elevados si echamos la vista años atrás, no es menos cierto que, por primera vez, España es el país europeo que mejor está capeando el temporal. Y no es la inflación el único valor que sustenta esta tesis. El precio de la factura de la luz, excepción ibérica mediante, también es el más bajo del continente. Además, las reservas de gas desbordadas han otorgado al Gobierno de Sánchez la batuta de la energía europea.

Comparativa de países

Mientras, en Europa la crisis energética, tanto de suministro como de elevados precios, devenida de la guerra de Ucrania está asolando a los países europeos que observan como sus Índices de Precios de Consumo (IPC) se disparan. Los últimos datos muestran que el alza de los precios de la energía se ha moderado en los últimos meses del ya finalizado 2022 y, a pesar de los elevados datos que aún se marca, da una bocanada de oxígeno a la zona euro. La nota negativa la aportan los alimentos, que continúan encareciéndose de forma insultante en todo el continente.

De los 19 países que cuentan con el euro como divisa, destacan en el extremo negativo los países bálticos. Los tres se posicionan a la cabeza como países con mayor tasa, liderando Letonia con un 21,7%, seguida de cerca por Estonia (21,4%). En el extremo opuesto se sitúa España con un 6,7%, seguida por Francia (7,1%) y Malta (7,2%). Así, la economía española se convierte en la única por debajo de la barrera de los siete puntos, tal y como marcaban las previsiones, y comienza el año con una tendencia contraria a la zona euro y la mayoría de las economías.

De hecho, España distancia ya en 3,4 puntos porcentuales al conjunto de la eurozona, diferencias que se acrecientan en comparación con las grandes economías. Italia marca una inflación del 12,6%, casi seis puntos por encima, Países Bajos del 11,3% (+4,6 puntos), Bélgica del 10,5% (+3,8 puntos) y Portugal del 10,2% (+3,5 puntos). El gigante alemán tampoco atraviesa su mejor momento, marcando un 11,3 %, dato poco halagüeño que confirma la senda inflacionista del país bávaro. Francia es la única gran economía pareja con España, aunque con una senda ascendente.

Poco importaría todo esto a las familias si, como antaño, se viesen dejadas de la mano de los gobernantes; pero este Gobierno de coalición ha demostrado que las políticas sociales y el auxilio a los más vulnerables son compatibles con la política económica en tiempos de crisis. Quizá llamar al optimismo resulte hasta grosero en un momento en el que muchas familias hacen malabares, las que pueden, para llegar a fin de mes. Sin embargo, para aquellos que recuerdan la anterior crisis financiera, lo que implicó y a quien afectó, la gestión claramente diferenciada de las tempestades que atraviesa el país desde la llegada del Covid-19 no es baladí.  

El mecanismo ibérico de tope al precio del gas, acompañado de las Tarifas de Último Recurso (TUR) y demás medidas relacionadas con la energía, han conseguido abaratar las facturas de la luz de los hogares españoles. Los impuestos a la banca y las grandes energéticas permiten también financiar ayudas directas para los más vulnerables como el Ingreso Mínimo Vital (IMV). El acuerdo con las entidades financieras para salvaguardar el poder adquisitivo de las familias de cara a pagar las hipotecas ha llegado antes de concluir el año. Con todo, el nuevo año comienza repleto de incertidumbres, la mayoría de carácter económico, y el Gobierno parece decidido a continuar legislando con una perspectiva social.

Más vale, pues el Banco Central Europeo (BCE), con sus subidas de tipos desmedidas, y el sector empresarial, que ha multiplicado sus beneficios, pero no aumenta los salarios, no parecen estar por la labor de tener en cuenta a los trabajadores.