La escasez de microchips está desencadenando una nueva crisis en el sector de la automoción. Además, este sector está sufriendo las consecuencias de los cortes de gas ruso y la incertidumbre de cara a la producción en la parte final del año. Fruto de esto, la gran mayoría de productores están experimentando parones en su producción, situación que está afectando a varias plantas ubicadas en España.

El grupo Stellantis, conglomerado fruto de la fusión de Fiat Chrysler y PSA, se ha visto obligada a detener su producción en dos plantas españolas por la falta de semiconductores. Concretamente, las afectadas son las plantas de Figueruelas (Zaragoza) y Vigo, que se unen a las plantas de Navarra y Almussafes (Valencia), donde ya habían anunciado paros temporales, de cara a septiembre, Volkswagen y Ford respectivamente.

Las dos últimas factorías afectadas ya habían sufrido numerosos parones a lo largo del año, hace apenas unos días en la ubicada en Zaragoza, y no recuperarán su actividad productiva hasta el 5 de septiembre, en el caso de la factoría de Vigo, momento en el que analizarán la situación de abastecimiento de suministros y decidirán si retomar la actividad.

12.000 trabajadores afectados

El parón de las dos plantas afecta a un total de 12.000 trabajadores (7.000 en Vigo y 5.000 en Figueruelas), que actualmente se encuentran en una situación de desconocimiento sobre el futuro de sus puestos y actividades laborales. Según explica Rubén Alonso, miembro del comité de prensa de la planta aragonesa, parte de los trabajadores “tendrán que acudir al ERTE”, al no poder modificar su jornada laboral.

Los parones no solamente afectan a los trabajadores, sino también a los consumidores de determinados modelos. Alonso asegura que muchos clientes "están esperando a su coche y esto supone una mayor demora porque cuanto más tarde se fabrican más tarde se entrega". De las dos plantas, los modelos afectados son tres de Peugeot (Peugeot 2008, Peugeot 301 y Peugeot Rifter/Partner), dos Citroën (C-Elysée y Citroën Berlingo), el Opel Combo y el Fiat Doblò; a los que hay que sumar los de las plantas de Volkswagen y Ford.

Contexto internacional adverso

Esta situación no solo está golpeando a España, sino que está afectando a la mayoría de los productores internacionales. La preocupación, además, ha aumentado desde que comenzaron las tensiones entre China y Taiwán, principal productor mundial de chips (65%). Económicamente, la industria de los semiconductores también tiene un gran peso global, con unos ingresos anuales de más de 600.000 millones de dólares, y afecta a ámbitos industriales, tecnológicos y automovilísticos.

La situación se ve agravada en Alemania, dónde la dependencia del gas ruso es muy grande. El canciller de la potencia europea se reúne este martes con el presidente del Gobierno, momento en el que abordarán este tipo de problemas. No obstante, el miedo a un corte de gas que propicie la desestabilización de Alemania y, a su vez, de los países que la rodean, genera incertidumbre en la industria de los semiconductores.