Este viernes, como cada año, se celebra el sorteo de la Lotería de Navidad y millones de españoles esperan la suerte con ansia, aunque esta traiga una pedrea bajo el brazo. Pocos serán los agraciados con los grandes cantes de los niños de San Ildefonso, pero muchos los que podrán acercarse a su administración a cobrar alguna cantidad, por mínima que sea. Es en este momento cuando nuestro lotero puede comunicarnos la peor noticia: hemos sido víctimas de un fraude.  

FACUA – Consumidores en Acción ha advertido de varias situaciones que podrían transformar nuestra alegría en rabia en apenas segundos. Una de las más comunes puede ser que el número impreso en el boleto sea erróneo, situación que podría ser un despiste de la administración o un engaño, ambas con el mismo resultado final. “Si una vez realizado el sorteo de la Lotería de Navidad, los responsables indican que el número impreso era erróneo, cuidado porque es un fraude”, advierte FACUA.

Sin embargo, el error en la impresión en papel de nuestro décimo no es el final. La organización de consumidores nos recuerda que podríamos exigirle a la entidad emisora que asumiese el pago de los décimos premiados. No obstante, si el error responde a una equivocación que la administración comunica con la suficiente antelación como para solventar el fallo y dar una solución al comprador, no podremos reclamar con el décimo erróneo a posteriori. Sea como fuere, el conflicto puede ser denunciado ante los tribunales para que estos clarifiquen y resuelvan.

Ciberdelincuentes

Las fechas navideñas tampoco se escapan de la asfixia de los ciberdelincuentes, que aprovecharán cualquier error para aprovecharse de nosotros. Los usuarios pueden recibir mensajes en sus correos electrónicos que, en la mayoría de los casos, les indican que supuestamente han sido ganadores y para cobrar el premio deben abonar una tasa. En este caso, como ocurre cuando nos toca un supuesto móvil de última generación o cualquier otro regalo llovido del cielo, estaríamos siendo objeto de un intento de fraude.

La mera recepción del correo o mensaje no es en sí lo peligroso, pero debemos ser precavidos. La asociación recomienda no prestar atención a este tipo de correos, que lo único que buscan es estafar a la víctima para que le facilite sus datos personales, incluidos los bancarios o información de sus tarjetas de débito o crédito. Así aconseja que, en caso de haber sido víctima de este fraude, se denuncien los hechos ante la Policía Nacional o la Guardia Civil.

Y si comparto décimo, ¿cómo demuestro que es mío?

La desconfianza no es típica de estas fechas, pero muchos pueden llegar a imaginarse que sucederá si toca un décimo compartido. ¿Y si mi amigo de toda la vida que guarda el décimo se fuga con el gordo? La situación se complica si el décimo lo adquirimos a través de canales online, aun así, existen maneras de demostrar que tienes parte del pastel.

FACUA apunta que lo mejor y más recomendable es tener impreso el décimo con los nombres y firmas de los participantes. No obstante, de no ser así o, de querer más salvaguardas aun teniéndolo físico con las firmas, puede servir también como prueba el cruce de correos electrónicos o mensajes de WhatsApp, Telegram u otras aplicaciones de mensajería por parte de los participantes, aunque “dependerá de que el contenido de los mismos deje claro que todos habían compartido el décimo”.

Décimos sin impuestos o más caros de lo normal

Otras situaciones habituales que pueden darse a la hora de comprar décimos es que estos cuesten más de lo correspondiente o que, por el contrario, sean más baratos al usarse como reclamo el “ahorro de impuestos”. Esta compra resulta ser una práctica fraudulenta que tiene como objetivo blanquear dinero negro, y, por tanto, se trata de un delito. Además, supone una infracción tributaria para el agraciado.

La organización de consumidores recomiendo a los usuarios agraciados que si reciben este tipo de ofertas deben ponerlas en conocimiento de la Policía Nacional o la Guardia Civil, ya que suponen un fraude a la Hacienda Pública española, además de una trampa que puede provocar la pérdida de más de la mitad del importe ganado.

El emisor del billete puede ser multado, pero nosotros también. Concretamente, la sanción a la que se enfrentan los usuarios puede superar en más de la mitad el importe ganado, mientras que el defraudador que compre el décimo en cuestión sí podrá acreditar el carácter lícito del dinero mediante el boleto. En consecuencia, será siempre mejor evitar este tipo de ‘ofertas’.

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