Las acciones de Talgo han arrancado la sesión prácticamente planas tras la, finalmente, retirada de la opa por parte de Magyar Vagon y el grupo húngaro Ganz-Mavag a última hora de este jueves. Talgo cotiza así en los 3,94 euros por acción, con una ligera caída de un 0,10% en los primeros momentos de la última sesión de una semana especialmente complicada por el veto del Gobierno a la opa presentada hace ya más de cinco meses por el grupo húngaro sobre el 100% del negocio de Talgo. La cotizada se mantiene así por debajo de los 4 euros por acción, un nivel que perdió este mismo martes tras el veto del Gobierno y en el que se ha situado durante toda la semana.
Este martes se conocía el no del Gobierno a la propuesta presentada por el grupo húngaro Magyar Vagon sobre el negocio de Talgo. Una información que desde el Ejecutivo argumentaban por motivos de "seguridad nacional" y de "orden público". Ha sido la Junta de Inversiones Extranjeras, como órgano interministerial responsable de proteger a las empresas españolas frente al capital extranjero, la que ha realizado un análisis sobre la propuesta húngara y sus consecuencias en Talgo y en la economía española, con un resultado negativo que se ha traducido en la práctica en el veto del Gobierno a la opa.
El Gobierno se habría servido de un informe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en el que, aparentemente, habrían observado una vinculación entre la compañía y el conglomerado con el Gobierno húngaro de Viktor Orban y el ruso de Vladimir Putin. Tanto que el Ejecutivo mantiene que la operación llevaría consigo "riesgos insalvables para la seguridad nacional y el orden público", tal y como ha explicado en el comunicado remitido esta semana. No obstante, el informe del CNI se ha denominado "información clasificada", sin trascender más detalles hasta el momento, y ya son muchas las voces que piden al Gobierno más información sobre dicho informe y la relación entre la compañía y el gobierno ruso.
Nada sobre la mesa de Talgo
Así las cosas, con el veto del Gobierno a la opa conocido este mismo martes y la intención -ya anunciada- de Magyar Vagon de tomar "acciones legales" para recurrir la decisión del Ejecutivo nacional sobre la compañía, ahora el grupo húngaro ha retirado la oferta sobre Talgo. Un trámite necesario tras recibir el no del Ejecutivo al plan presentado hace meses, un paso que se situaba como clave e imprescindible para seguir adelante con la operación Talgo.
Es por ello que, en estos momentos, no habría nada sobre la mesa de Talgo, a la espera de lo que dicte la justicia, española y europea, sobre la operación diseñada por Magyar Vagon o bien, lo que decidan hacer ahora otros actores que, al parecer, también estarían interesados en el negocio del fabricante de trenes español. En primer lugar, la justicia española, y comunitaria, tendrá que valorar si la propuesta de Magyar Vagon sobre Talgo entraña riesgos para la seguridad nacional, como argumenta el Gobierno, o si, por el contrario, no aprecia indicios de estos.
A eso está esperando la propia Talgo que, por el momento, mantiene la calma a la espera de lo que ocurra de nuevo con la propuesta húngara de negocio. Será la justicia la que tenga que dar ahora el visto bueno, o no, a la propuesta de Magyar Vagon. Sea como sea, los sindicatos reclaman al Ejecutivo nacional un "plan B" que asegure la viabilidad y la capacidad de producción de las fábricas de Talgo como principal suministrador de trenes en España, entre ellos los de Renfe, y uno de los grandes de Europa. Si algo tienen claro las partes es que Talgo necesita de un socio industrial para poder hacer frente al presente y al futuro.
Con el veto a la oferta de Magyar Vagon, de carácter amistosa y no hostil, ahora se plantean varias opciones sobre la mesa para Talgo. Por un lado, que el grupo húngaro presente una nueva propuesta, una vez la justicia se pronuncie sobre el veto del Gobierno y la opa anunciada hace ya cinco meses. Por otro lado, podría volver a la palestra el intento de fusión con Skoda, formalizado en los últimos meses, que en su momento rechazó el consejo de Talgo por encontrarse inmerso en la opa de los húngaros. Sin embargo, habría que ver que pasaría ahora, con un claro rechazo del Gobierno a la intención de los húngaros.
Una tercera opción pasaría por la unión de varios socios, uno industrial y otro inversor -en este caso ha sonado el nombre de CriteriaCaixa en reiteradas ocasiones en los últimos meses- como una combinación que aseguraría el presente y futuro de las fábricas de Talgo. En este caso, la propia vicepresidenta primera, María Jesús Montero, aseguró hace unos meses que el Ejecutivo "estaba en búsqueda de un socio inversor nacional" para proteger la autonomía estratégica de la compañía, por lo que no sería descartable tampoco la entrada de capital público en Talgo, ya sea a través de la SEPI o de algún otro vehículo financiero.