El consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, ha anunciado una rebaja de entre un 5y un 7% en sus tarifas tras el atentado de Barcelona. Tras descartar que se haya producido un impacto importante en las reservas a raíz de los ataques terroristas en las Ramblas y Cambrils, afirmó que "No esperaremos a que la gente deje de ir a Barcelona por los atentados. Hemos bajado las tarifas, y esa es la mejor respuesta". El consejero delegado de la línea aérea low coast más importante del mundo quiso ser rotundo: "No viviremos con miedo, no cambiaremos nuestro estilo de vida. La gente no va a dejar de venir a Barcelona"

Acusa a los vigilantes de El Prat de chantajistas

El máximo accionista de la compañía ha lanzado graves acusaciones contra los vigilantes de seguridad del aeripuerto de El Prat, a los que responsabiliza de  los "terribles problemas" que los clientes de la aerolínea han experimentado en las últimas semanas como consecuencia de la huelga. Además los acusó de chantajistas:"Los turistas no deben ser chantajeados por los vigilantes de seguridad", ha dicho tajante Michael O'Leary.

Además respaldó las decisiones del Ministerio de Fomento en este conflicto, especialmente la de enviar a la Guardia Civil para hacerse cargo de la seguridad del aeropuerto: "Si ellos no trabajan, alguien debe tomar el mando en los controles". Aunque definió la protesta como "la huelga de nunca acabar" confía en que los servicios mínimos eviten el caos a partir del 15 de septiembre, fecha en la que arrancarán los paros de los trabajadores de Aena en toda España. "Todos los veranos convivimos con huelgas en los aeropuertos españoles", lamentó.

Preocupado por el Brexit y por los borrachos británicos

O'Leary mostró su preocupación ante la posibilidad de un 'Brexit' duro porque teme que podría paralizar el tráfico aéreo desde y hacia Reino Unido "durante semanas o meses". La salida de los británicos de la Unión Europea "es un reto enorme para todas las aerolíneas".

El máximo responsable de Ryanair reiteró su petición a las autoridades sanitarias británicas para que limiten la ingesta de alcohol en los aeropuertos de ese país a dos copas como máximo. Su intención es evitar viajeros borrachos a bordo, una escena que daña la imagen de la compañía y pone en peligro la seguridad de otros pasajeros, según recoge ElConfidencial.