El Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada ha analizado el impacto de la liquidación de Banca Privada d'Andorra (BPA) y concluye que cuatro después del proceso sigue teniendo impacto en todo el sistema financiero andorrano, con "consecuencias aún imprevisibles".

Según el grupo de trabajo creado para elaborar distintos informes con motivo de las elecciones de Principado, la "ineficiente" intervención de BPA en vez de contribuir al objetivo que podía haber sido razonable -tratar que el impacto de la publicación de la nota por parte del FinCEN se limitara a los aspectos los que la misma hacía referencia- lo que finalmente hizo fue generar una alarma que expandió las potenciales amenazas que significaba la publicación de la nota al banco en su globalidad.

En su opinión, afectó a accionistas, gestores, empleados y clientes del mismo, al conjunto del sistema financiero andorrano y, en definitiva, al conjunto del entramado económico, político y social del país.

Para Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente del Instituto Coordenadas, el culpable del hundimiento de la BPA y de las pérdidas ocasionadas a los inversores y pequeños accionistas, es el gobierno que preside Antoni Martí.

"Con su intervención liquidadora y desmedida actuación, segó los cimientos de un banco que había pasado todos los controles de eficiencia y rentabilidad de los supervisores y reguladores bancarios del país", ha lamentado Sánchez Lambás.

Gestión ineficiente

Según Coordenadas, otro aspecto consecuencia de la intervención de BPA es la gestión de Vall Banc -banco heredero- y el "regalo" del banco a un fondo norteamericano JC Flowers.

Recuerda que la AREB -Agencia Estatal de Resolución de Entidades Bancarias- es la que tiene que ver con la responsabilidad del organismo en la emisión de Bonos contingentes convertibles llevada a cabo en abril de 2016 por Vall Banc.

De dicha operación, según el informe, cuestiona que su valor nominal se situase en 70 millones de euros y que la misma fuera comprada por BPA, banco también gestionado por la propia AREB después de ser intervenido por las autoridades andorranas.

BPA pagó por dicha emisión con parte de sus activos, los cuales una vez en manos de Vall Banc, cuando el banco ya era propiedad de JC Flowers, resultaron tener un valor no de 70 millones de euros, sino de 96,2 millones, cosa que permitió a Vall Banc anotarse una plusvalía de 26,2 millones de euros, detalla el Instituto Coordenadas.

"El hecho de que esa emisión de Coco's fuera suscrita en su momento por BPA no responde a ninguna lógica económica, ni al interés objetivo para dicha entidad", valora el grupo de trabajo, que aprecia que sí fue beneficiosa para Vall Banc.