Liberal con apoyo de Rajoy
En realidad, Cristóbal Montoro es un liberal, pero con ideas cristianodemócratas que comparte incluso Rajoy. El ministro de Hacienda asume a pies juntillas el programa tradicional del PP de que subir los impuestos es algo de socialistas y bajarlos es la mejor receta para que florezca la economía. Sin embargo, fue el que impulsó la primera subida del IRPF, en diciembre de 2011, con el PP recién estrenado en el Gobierno, al igual que ahora ha sido el artífice del anunciado recargo en el Impuesto de la Renta para las plusvalías especulativas. En ninguno de los dos casos Montoro logró apoyos significativos dentro del partido, pero saca adelante sus propuestas gracias al apoyo del presidente.

Matices
En ambos casos, sin embargo, las medidas propiciadas por Montoro tienen matices. La subida general del IRPF decretada en diciembre de 2011, por ejemplo, tiene fecha de caducidad previamente marcada: debe terminar el 31 de diciembre de 2013. En el caso de las plusvalías logradas en menos de un año, su articulación concreta vendrá incluida en la ley de Presupuestos Generales del Estado para 2013, con lo que aún no se sabe si tendrá vocación de permanencia o será una medida coyuntural justificada por la crisis. Todo hace indicar que habrá más de un codazo dentro del PP para defender posiciones claramente contrarias entre los neoliberales y los partidarios de Montoro.

Anunciada en julio
El ministro de Hacienda ya dijo antes de irse de vacaciones, en julio pasado, que su ministerio estudiaba una reforma de los gravámenes sobre las plusvalías en el Impuesto sobre la Renta, con el propósito de luchar contra la especulación en los mercados. Era una época con la prima de riesgo desbocada y Montoro aprovechó la ocasión para añadir, en una comparecencia en el Congreso de los Diputados, que, a su juicio, el sistema actual de tributación es “profundamente injusto”, porque grava igual, con un tipo único, cualquier plusvalía, incluso la lograda en una sola mañana, mientras los trabajadores con nómina ven su sueldo sujeto a una tabla de tipos del IRPF que hace pagar más a quienes más ganan.

Los neoliberales, contrariados
Aquellas declaraciones de Montoro pasaron a mejor vida, pero tras el verano, el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, resucitó el proyecto en la comparecencia pública que tuvo en Moncloa tras su entrevista con el primer ministro de Finlandia. El ala más radical del PP no daba crédito a lo que oía, pero el control que ejerce el presidente sobre el aparato del partido acalló cualquier protesta o comentario sobre la medida. El propio equipo de asesores económicos y políticos de Rajoy, encabezados por Álvaro Nadal y Pedro Arriola, la ha asumido como propia y la “venden” dentro del partido como una forma de laminar las protestas de sindicatos y trabajadores ante el otoño que se avecina.

Protagonismo de Moncloa
En esto es en lo único que Montoro ha perdido parte de su batalla. El ministro de Hacienda habría querido anunciar la medida a bombo y platillo, con detalles y fechas concretas de entrada en vigor, pero el protagonismo se lo ha robado Moncloa, desde donde se van filtrando poco a poco algunos de los flecos que contendrá. En una estrategia fríamente calculada, se deja en el aire el plazo de entrada en vigor y su posible caducidad o no. Se asegura que afectará también a las plusvalías generadas por la venta de inmuebles comprados y vendidos con beneficio en menos de un año. Y por último se anuncia que la formulación concreta estará contenida en los Presupuestos del Estado, con lo que volverá a ser noticia en octubre.

Enemigos a la espera
Con todo esto, el ministro de Hacienda va creando su propia batería de enemigos dentro del PP, dispuestos a presionar dentro del aparato del partido para convencer a Rajoy de que prescinda de él en una hipotética remodelación de Gobierno. Sin embargo, el presidente no parece muy dispuesto de momento a atender a estas sugerencias internas y Montoro juega con la ventaja de que si presenta los Presupuestos del Estado a finales de este mes, cosa que todo el mundo da por segura, tendrá una especie de blindaje del cargo, ya que debe negociar su contenido durante el último trimestre del año y luego tiene que garantizar su cumplimiento durante 2013.

Reformas no presupuestarias
Una prueba de que Montoro se nota cada vez más agarrado a su cargo y con más fuerza dentro del Gobierno es la aclaración que tuvo que hacer este fin de semana el titular de Economía, Luis de Guindos, quien tras anunciar una nueva batería de reformas estructurales, se vio obligado a matizar su alcance. Las medidas formarán parte de un plan que será desarrollado durante varios meses, tendrá como objetivo liberalizar más los mecanismos de la economía, pero en ningún caso afectarán a los ingresos y gastos del Estado incluidos en los presupuestos anuales. Esa competencia es del ministro de Hacienda.

Liberal con apoyo de Rajoy
En realidad, Cristóbal Montoro es un liberal, pero con ideas cristianodemócratas que comparte incluso Rajoy. El ministro de Hacienda asume a pies juntillas el programa tradicional del PP de que subir los impuestos es algo de socialistas y bajarlos es la mejor receta para que florezca la economía. Sin embargo, fue el que impulsó la primera subida del IRPF, en diciembre de 2011, con el PP recién estrenado en el Gobierno, al igual que ahora ha sido el artífice del anunciado recargo en el Impuesto de la Renta para las plusvalías especulativas. En ninguno de los dos casos Montoro logró apoyos significativos dentro del partido, pero saca adelante sus propuestas gracias al apoyo del presidente.

Matices
En ambos casos, sin embargo, las medidas propiciadas por Montoro tienen matices. La subida general del IRPF decretada en diciembre de 2011, por ejemplo, tiene fecha de caducidad previamente marcada: debe terminar el 31 de diciembre de 2013. En el caso de las plusvalías logradas en menos de un año, su articulación concreta vendrá incluida en la ley de Presupuestos Generales del Estado para 2013, con lo que aún no se sabe si tendrá vocación de permanencia o será una medida coyuntural justificada por la crisis. Todo hace indicar que habrá más de un codazo dentro del PP para defender posiciones claramente contrarias entre los neoliberales y los partidarios de Montoro.

Anunciada en julio
El ministro de Hacienda ya dijo antes de irse de vacaciones, en julio pasado, que su ministerio estudiaba una reforma de los gravámenes sobre las plusvalías en el Impuesto sobre la Renta, con el propósito de luchar contra la especulación en los mercados. Era una época con la prima de riesgo desbocada y Montoro aprovechó la ocasión para añadir, en una comparecencia en el Congreso de los Diputados, que, a su juicio, el sistema actual de tributación es “profundamente injusto”, porque grava igual, con un tipo único, cualquier plusvalía, incluso la lograda en una sola mañana, mientras los trabajadores con nómina ven su sueldo sujeto a una tabla de tipos del IRPF que hace pagar más a quienes más ganan.

Los neoliberales, contrariados
Aquellas declaraciones de Montoro pasaron a mejor vida, pero tras el verano, el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, resucitó el proyecto en la comparecencia pública que tuvo en Moncloa tras su entrevista con el primer ministro de Finlandia. El ala más radical del PP no daba crédito a lo que oía, pero el control que ejerce el presidente sobre el aparato del partido acalló cualquier protesta o comentario sobre la medida. El propio equipo de asesores económicos y políticos de Rajoy, encabezados por Álvaro Nadal y Pedro Arriola, la ha asumido como propia y la “venden” dentro del partido como una forma de laminar las protestas de sindicatos y trabajadores ante el otoño que se avecina.

Protagonismo de Moncloa
En esto es en lo único que Montoro ha perdido parte de su batalla. El ministro de Hacienda habría querido anunciar la medida a bombo y platillo, con detalles y fechas concretas de entrada en vigor, pero el protagonismo se lo ha robado Moncloa, desde donde se van filtrando poco a poco algunos de los flecos que contendrá. En una estrategia fríamente calculada, se deja en el aire el plazo de entrada en vigor y su posible caducidad o no. Se asegura que afectará también a las plusvalías generadas por la venta de inmuebles comprados y vendidos con beneficio en menos de un año. Y por último se anuncia que la formulación concreta estará contenida en los Presupuestos del Estado, con lo que volverá a ser noticia en octubre.

Enemigos a la espera
Con todo esto, el ministro de Hacienda va creando su propia batería de enemigos dentro del PP, dispuestos a presionar dentro del aparato del partido para convencer a Rajoy de que prescinda de él en una hipotética remodelación de Gobierno. Sin embargo, el presidente no parece muy dispuesto de momento a atender a estas sugerencias internas y Montoro juega con la ventaja de que si presenta los Presupuestos del Estado a finales de este mes, cosa que todo el mundo da por segura, tendrá una especie de blindaje del cargo, ya que debe negociar su contenido durante el último trimestre del año y luego tiene que garantizar su cumplimiento durante 2013.

Reformas no presupuestarias
Una prueba de que Montoro se nota cada vez más agarrado a su cargo y con más fuerza dentro del Gobierno es la aclaración que tuvo que hacer este fin de semana el titular de Economía, Luis de Guindos, quien tras anunciar una nueva batería de reformas estructurales, se vio obligado a matizar su alcance. Las medidas formarán parte de un plan que será desarrollado durante varios meses, tendrá como objetivo liberalizar más los mecanismos de la economía, pero en ningún caso afectarán a los ingresos y gastos del Estado incluidos en los presupuestos anuales. Esa competencia es del ministro de Hacienda.

Elecciones a la vista
La guerra interna del partido por los mensajes que se transmiten a la sociedad no ha hecho más que empezar. Los resultados de las elecciones gallegas y vascas del próximo 21 de octubre marcarán probablemente un antes y un después, ya que si el PP sufre más de la cuenta en los resultados de ambos comicios, el ala neoliberal del partido incrementará su presión. ¿Tendrá algo que ver con ello el hecho de que el anuncio de más reformas vaya a hacerse justo en el penúltimo Consejo de Ministros previo al inicio de las respectivas campañas electorales?