China se ha convertido en las dos últimas décadas en un jugador principal de la economía mundial a la que aporta el 1% del crecimiento total. La crisis del coronavirus pone en jaque a las Bolsas que anticipan una menor actividad comercial y fabril.  Además, se produce en un escenario de incertidumbre sobre el gigante asiático por la desaceleración del crecimiento de los salarios reales, el aumento de la deuda de los hogares y las condiciones más débiles del mercado laboral que evidencian que el deseado reequilibrio del modelo económico hacia el consumo desde la etapa de la exportación se está poniendo a prueba, según explica la estratega global de la gestora Pimco, Gene Frieda.

China está haciendo un viaje desde la cantidad a la calidad y sus autoridades son muy cautelosas para que en este camino no se produzca descontento social. El fuerte crecimiento de las últimas décadas ha provocado desequilibrios y grandes emporios que ahora deben ir corrigiéndose. Para ello, el objetivo público es minimizar los riesgos. Así, la disputa comercial entre Estados Unidos y China ha reforzado un sesgo hacia el conservadurismo de la política económica a medida que las autoridades se centran en desactivar los riesgos financieros, la desigualdad de ingresos y la contaminación.

En este contexto  ha surgido el problema del coronavirus. Philippe Waechter, director de Economic Research de Ostrum AM apunta que el cierre de Wuhan por una larga epidemia con la correspondiente imposibilidad de abandonar esta y otras ciudades de Hubei, "tendría un fuerte impacto en la economía china" ya que redundaría en un crecimiento más débil del PIB en 2020". Y es que Wuhan es la sede de los principales productores nacionales de automóviles y acero en la que, además, más de 300 de las 500 principales empresas del mundo tienen presencia. Tal y como señala Waechter, es un centro industrial y de transporte que "ha sido impulsado por el reciente auge del mercado automotor en China".

Además, el experto indica que "la principal fuente de debilidad a corto plazo vendrá de las ventas minoristas" ya que, por ejemplo, las celebraciones del año nuevo chino se han reducido o cancelado drásticamente y la gente limitará sus viajes para celebrar el año de la Rata con su familia. Según Waechter, eso significa que "el crecimiento del PIB del primer trimestre será menor de lo esperado".

Por su parte, Gilles Moëc, economista jefe de AXA indica que la aproximación más razonable parece la de evaluar los precedentes. “En este sentido, la crisis ocasionada por el SARS en 2003 rebajó el PIB de China un 1,1% y un 2,5% el de Hong Kong, mientras que solo supuso un impacto del 0,1% en el PIB de EE UU”. Aunque hay que tener en cuenta que desde 2003 el peso de China en la economía mundial ha crecido significativamente, así que el contagio en la economía mundial probablemente debería ser mayor. Si bien conviene insistir que en este momento todavía es demasiado pronto para saber si el SARS y sus efectos económicos constituyen el precedente correcto para evaluar el coronavirus”. Moëc enfatiza que “los contactos entre China y el resto del mundo se han disparado en los últimos 15 años y la aparición de focos de contagio a larga escala más allá de la región de Gran China obviamente cambiaría la ecuación”.

El tono de la actividad manufacturera global vendrá determinado por cómo se vea afectada la economía china por los asuntos como la guerra comercial, la necesidad de afrontar los desequilibrios domésticos o la manera en que los vientos de cara estructurales limitan la actividad doméstica. Así, habrá que esperar un poco para tener algún indicio de más del impacto del coronavirus.