Los datos de empleo, tanto de afiliación como de paro, de marzo son excepcionales -152.000 afiliados más y 38.737 parados menos-. Los efectos de la reforma laboral continúan desplegándose y, mientras el paro cae, la afiliación se dispara; sin embargo, la gran diferencia no la marcan tanto estas cifras como las cualidades de los empleos implicados. Y es que, a diferencia de sus predecesoras, la nueva normativa laboral incentiva la contratación indefinida a la par que castiga la temporalidad, razón por la que los contratos de carácter indefinido han aumentado en 2,6 millones desde su entrada en vigor y la temporalidad se sitúa en el 14%, frente al 30% previo a la norma.

Los tres primeros meses de 2023 (291.477 afiliados más) evidencian una senda de mejoría que, por el momento, mantiene su curso y, a pesar de lo que se ha señalado desde algunos sectores, no responde a los efectos de la Semana Santa en la contratación. La nueva norma pone trabas a la contratación temporal no estrictamente necesaria, fomentada por la reforma de 2012 del PP que disparó la temporalidad, y fomenta relaciones laborales más duraderas en el tiempo. No obstante, esto es fácil de comprobar, ya que, para evitar que las estadísticas fluctúen entre datos positivos -habitualmente ubicados en Navidad, Semana Santa y Verano- y negativos -meses intermedios- las estadísticas se ofrecen desestacionalizadas.

Una vez eliminados los efectos del calendario y el efecto estacional, el dato que se desprende es neto. Por ejemplo, en diciembre los datos de la serie original mostraron un crecimiento de la afiliación de 12.640 personas y una caída del paro de 43.727, pero si descartamos los importantes efectos de la campaña de navidad en el empleo, las estadísticas realmente muestran que la afiliación neta cayó en 8.347 personas y el paro redujo sus filas en 10.000 desempleados. Siendo, realmente, un mes malo para la creación de empleo estructural.

En enero de 2023, la situación ocurrió a la inversa, ya que los empleos que se generaron para cubrir la campaña navideña se destruyeron a inicio de año. Así, en serie original el paro aumentó en 70.744 personas y la afiliación perdió 215.047 afiliados; sin embargo, retirando los efectos del calendario, como anteriormente, el paro disminuyó en 12.462 personas y la Seguridad Social sumó 57.726 afiliados, estos sí netos. Con esta metodología se atiende a los empleos netos y estructurales, que sobreviven y se mantienen más allá de las consecuencias del modelo productivo español, sustentando en el turismo y los picos de consumo.

Empleo disparado en el primer trimestre

Esta metodología que introdujo hace tiempo la Seguridad Social, hace menos el SEPE, plasma un análisis más real y verídico que pretende evitar el turnismo de discursos triunfalistas y catastrofistas que se apoyen en la dinámica laboral española y no aborden la progresión real del mercado de trabajo. Dicho esto, lo que otorga el carácter excepcional a los datos del primer trimestre, destacando durante ese periodo los de marzo, es el buen resultado obtenido tanto en términos desestacionalizados como originales, motivo por el que la mayoría de investigadores y estudiosos laborales han coincidido en catalogarlo como tal.

La Seguridad Social registró en el mes de marzo, última estadística disponible, un crecimiento de la afiliación de 206.410 personas en la serie original. Atribuir el dato a los efectos de la Semana Santa no es veraz, ya que, según los datos desestacionalizados, tan solo el 26,4% del aumento de ocupados (54.410) responde a esta campaña. Por el contrario, 152.000, el 73,6%, son afiliados netos cuya suma a las filas de la Seguridad Social no depende de la Semana Santa.

Lo mismo sucede con los datos del paro. Atendiendo a la serie original, en marzo se registraron casi 50.000 desempleados menos (48.755) que, una vez descontadas las bajas que se han producido por efectos estacionales, se reducen hasta los 38.737. De esta manera, es una evidencia que los datos de afiliación (+152.000) y de paro (-38.737) son excepcionales, independientemente de la llegada de Semana Santa, que genera además una cuantía de empleos extra, los cuales desaparecerán con las procesiones.

Análisis falsarios

Los datos son los datos, pero, como todo en esta vida, la interpretación que se hace de ellos es tan subjetiva como las personas que la realizan. No obstante, más allá de que unos consideren que al mercado laboral español aún le queda mucho por avanzar para equiparse con Europa, lo cual es cierto observando las estadísticas europeas, y otros señales que es el mejor momento de afiliación y estabilidad del empleo, lo que también es real atendiendo a las mismas estadísticas europeas; moldear y cocinar los datos al gusto suele dar como resultado un plato que tan solo se comen con una sonrisa impostada aquellos cuyo fervor atrofia sus papilas gustativas.

Uno de los argumentos más habituales para intentar deslegitimar la buena marcha de los datos de empleo son los contratos fijos discontinuos. Lo cierto es que estos se contabilizan por las Comunidades Autónomas siguiendo la misma metodología desde 1985, no obstante, lo más importante, y quizá lo que se les suele olvidar a los que esgrimen este argumento, es que aquellos trabajadores fijos discontinuos que en el momento de realización de la estadística se encuentra en un periodo de inactividad no suman al dato total de afiliación. Además, del total de afiliados actuales en el sistema, tan solo el 6,4% tienen esta modalidad de contrato.

Incluso si se contabilizasen como temporales, a pesar de no serlo como evidencia su ganancia derechos, su peso no desestabilizaría la senda positiva del mercado de trabajo. Es quizá en este punto, en consecución de derechos con respecto a ser temporal (baja por maternidad, baja laboral, obligatoriedad de recontratación, vacaciones, etc.), aunque el desempeño laboral de estos trabajadores no sea continuo, donde quizá se encuentre la explicación para entender la posición de ciertas líneas discursivas tendentes a cargar contra estos trabajadores. O eso o la única intención es hacer daño al Gobierno sin hacer prisioneros.

Otra bandera habitualmente ondeada para negar los datos son las horas trabajadas (cuya tendencia es a la baja desde los 80 por el recorte en las jornadas) que poco tiene que ver con las horas cotizadas a la Seguridad Social. Una estadística es del INE y la otra de Seguridad Social y cada una tiene sus variables contempladas. De hecho, a la Seguridad Social se cotiza en función de horas trabajadas, salarios y tipo de empleo y, según muestran los datos, los niveles de cotización se han incrementado un 8%. Desde los sectores críticos se señala que no se han recuperado las horas trabajadas, lo cual ni es cierto ni, de serlo, significaría un empeoramiento. La existencia de más trabajadores indefinidos que tengan una jornada laboral menos gruesa y perciban un sueldo igual o mayor que en periodos temporales anteriores no parece negativo.

Se estima que las horas trabajadas por cada ocupado a su jornada laboral descendieron un 4% con respecto a 2019 al reducirse las jornadas medias de los trabajadores a tiempo completo; no obstante, el enfrentamiento entre los cuatro trimestres de ese año y de 2022 (no existen datos aún de 2023) del número total de horas efectivas semanales trabajadas por todos los ocupados es el siguiente (orden 2019-2022): 1T (638.565.700 de horas - 646.841,7 horas); 2T (646.348.300 - 658.612.900); 3T (588.451.900 - 593.436.800); 4T (639.961.600 - 630.197.600).