El paro ha vuelto a bajar en noviembre y se consolida por debajo de la barrera de los 3 millones tras marcar su mejor cifra en este mes desde 2007. Según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el descenso ha sido de 33.512 personas (-1,15%) y sitúa la cifra total en los 2.881.380 desempleados, destacando el dato más bajo de paro juvenil y la cifra más baja de desempleo femenino desde hace 14 años. Sin embargo, la reducción del paro, sobre todo en los sectores más castigados por este, no parece gustar a la derecha política y mediática que, desesperada, intenta buscar (o diseñar) escapatorias para arremeter contra el Gobierno que, junto con su reforma laboral, mejor ha sabido responder al problema endémico del paro existente en España. ¡Y sin burbuja inmobiliaria mediante!

El argumento más aireado por estos sectores es el relativo a los fijos discontinuos. Acusan al Ministerio de Trabajo y Economía Social, dirigido por Yolanda Díaz, de maquillar los datos y no incluir a este tipo de trabajadores que se encuentran en periodo de inactividad en las estadísticas oficiales. Lo que no dicen es que la catalogación de los fijos discontinuos data del año 1985, tal y como se refleja en una Orden Ministerial. Tampoco dicen que esta forma de registrar a los trabajadores no fue modificada por la nueva reforma laboral ni por los 14 años anteriores de Gobierno del Partido Popular.

El SEPE, desde hace 37 años, contabiliza a los fijos discontinuos como demandantes de empleo no parados. Desde hace 37 años. En consecuencia, o todas las estadísticas de paro desde el año 1985 están edulcoradas o la derecha no encuentra un argumento mejor que sea capaz de negar la mayor. El Gobierno de coalición ha reducido, gracias a una reforma laboral que ya se confirma como un éxito, el paro a mínimos históricos, aunque sigue elevado, y la Seguridad Social registra la mayor afiliación conocida. Con o sin fijos discontinuos. Los cuales, por cierto, tampoco considera el INE ni Eurostat como parados. Lo que es evidente es que si las estadísticas no incluían a los fijos discontinuos en 2017, cuando gobernaba Rajoy, y tampoco lo hace ahora, los datos son comparables y los actuales son ampliamente mejores.

No cabe duda de que el argumento de los fijos discontinuos se cae por su propio peso, no obstante, existen más indicadores que desmienten estos ataques. Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, es uno de los gurús que está señalando a Trabajo. “Distorsión de los datos” lo llama y hábilmente lo recoge El Mundo. Doménech asegura que las horas trabajadas son un indicador más fiable teniendo en cuenta la actividad económica actual. Resulta curioso, ya que los últimos datos publicados por Eurostat, oficina estadística europea, reflejan que en el tercer trimestre de 2022 se trabajaron en España 593,4 millones de horas, la cifra más alta desde el año 2008. Los datos son recientes y se encuentra con facilidad, por si es de interés de alguien que quiera consultarlos antes de señalar a un Ministerio y a todos los funcionarios que trabajan en él.

Por recapitular, hasta el momento nos encontramos que los datos se recogen igual desde 1985; que el número de parados es el más bajo desde 2008 y mucho mejor que en los años previos a la llegada del nuevo Gobierno; que la Seguridad Social tiene el máximo histórico de afiliados; y que, según las estadísticas de la oficina europea, el número de horas trabajadas es el más elevado desde hace 14 años. No parece haber posibilidad de manipulación de datos, pero quizá en breves escuchemos exigencias que llamen a preferir a la gente en paro que como fija discontinua, así se pueden arrojar a la cara del Gobierno. Pero, a todo esto, ¿qué es un fijo discontinuo?

¿Qué es un fijo discontinuo?

Un trabajador que cuente con un contrato indefinido fijo discontinuo es una persona que mantiene una relación laboral activa con su empleador, a pesar de que hayas periodos estacionales en los que no desarrolla actividad laboral por motivos de la producción o de la no actividad. Un ejemplo puede ser el de una profesora que termina el curso escolar el 30 de junio y empieza el siguiente curso el 1 de septiembre y tiene un contrato indefinido fijo discontinuo. Esta persona no busca empleo en julio y agosto, espera a que empiece el curso escolar para reincorporarse a su puesto de trabajo y por lo tanto no es una desempleada.

De hecho, para evidenciar que la presencia de fijos discontinuos no manipula las estadísticas, el caso de Baleares es esclarecedor. Esta comunidad autónoma, por motivos de turismo estacional y sectores económicos, es la que más fijos discontinuos presenta históricamente (ahora 25% del total); sin embargo, es el territorio en el que más creció el paro en noviembre. No parece, por lo tanto, que se esté utilizando esta modalidad para maquillar nada y, si se está haciendo, no sale rentable. 

Competencia Autonómica

Como se ha recogido anteriormente, el SEPE contempla a las personas con esta modalidad de contrato, en el caso de no estar en ese momento desarrollando actividad laboral, como demandantes de empleo no parados. No obstante, la inscripción como demandante de empleo es una competencia exclusiva de los servicios de empleo autonómicos que son los que registran a las personas en paro y las distribuyen entre las diferentes categorías. En consecuencia, el SEPE se dedica únicamente a integrar los datos recibidos por los servicios de empleo autonómicos.

Algo que parece tener claro Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y peso pesado del PP. De hecho, este martes, aprovechando la publicación de los datos de paro, la mandataria madrileña ha celebrado la caída del paro en la comunidad que preside y, ni mucho menos ha puesto en duda que estén maquillados. Entonces, hay dos posibilidades: o no existe doble contabilidad de datos de paro y la derecha está pataleando, o Ayuso forma parte de la conspiración que está urdiendo datos falsos en una herriko taberna para beneficiar al Gobierno socialcomunista. Sea cual sea, habrá que esperar a que la derecha unifique criterio o lo establezca alguna portada.