El plan fiscal y medioambiental de Joe Biden, conocido como Ley de Reducción de la Inflación, ha superado el primer escollo tras ser aprobada en el Senado y ahora tendrá que recibir el visto bueno definitivo en el Congreso. La posibilidad de su aprobación no gusta a Bruselas porque “es claramente discriminatoria” con los vehículos eléctricos europeos, tal y como explica una portavoz de la Comisión Europea a ElPaís.

Es por este motivo que Bruselas ha decidido solicitar, tanto oralmente como por escrito, al Departamento de Estado y el de Comercio que elimine los “elementos discriminatorios para garantizar que cumple con las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC)”. No es la primera vez que el Ejecutivo comunitario traslada sus reticencias a EEUU, ya que Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea, se las hizo llegar a la embajadora estadounidense, Katherine Thai, a finales del pasado año. Autoridades de Canadá, México y Corea del Sur coinciden con las quejas de Bruselas y se sumaron, en octubre de 2021, a una misiva remitida a autoridades estadounidenses.

Estados Unidos fue el país que mayor número de importaciones de vehículos percibió de la UE

A pesar de que desde la Unión Europea se ve con buenos ojos que se favorezca la fabricación de vehículos eléctricos en EEUU, lo que perturba a los Veintisiete son los requisitos necesarios para acceder a las ayudas fiscales, discriminatorios con los componentes y vehículos eléctricos fabricados en el continente. Ejemplo de ello es la obligación establecida de que los minerales utilizados en la construcción hayan sido extraídos en el país norteamericano o procedan de un país con el que esté establecido un tratado de libre comercio.

Favorece a determinados países ricos en recursos minerales, a la producción de baterías y al ensamblaje de coches en Norteamérica, en detrimento de los productos de la UE exportados a Estados Unidos”, aseguran fuentes europeas a ElPaís. No obstante, es mucho más lo que está en juego, puesto que gran parte de los ingresos de la Unión Europea procedentes de estas ventas se reciben del mercado estadounidense.

En 2021, Estados Unidos fue el país que mayor número de importaciones de vehículos percibió de la UE, lo que supone unos ingresos de 26.000 millones de euros de los 140.000 millones totales obtenidos más allá de las fronteras de los Veintisiete. Además, en este sector la Unión Europea es puntera y cuenta con un saldo comercial que supera en 18.000 millones el de Estados Unidos, posición que Bruselas no quiere perder.