El marido de Ana Aznar Botella, Alejandro Agag, se ha embarcado en el negocio de la Fórmula E después de un acuerdo alcanzado con la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). Junto a él van otros inversores privados, entre los que destaca el español Enrique Bañuelos, que liderará Fórmula E Holdings, la empresa que ostentará los derechos comerciales de la competición y de la que Agag será consejero delegado.

Coches eléctricos
La nueva modalidad sustituirá los coches actuales por bólidos que funcionarán con electricidad. "Esperamos que este campeonato se convierta en el marco para la investigación y el desarrollo del coche eléctrico, un elemento clave para el futuro de nuestras ciudades", afirma el yerno de Aznar. Esperan poder empezar las carreras en el año 2014, en Brasil.

El imperio de la miel
De Brasil, precisamente, acaba de llegar Enrique Bañuelos, el compañero de aventura de Alejandro Agag. Bañuelos construyó en el levante español un imperio inmobiliario que nació con la venta de miel. Con tan sólo 40 años, se plantó en la Bolsa de Madrid para hacer sonar la campana el día que su empresa Astroc comenzó a cotizar. Llegó a valer 9.000 millones de euros y llegó a conquistar a Amancio Ortega para que invirtiese.

Caída estrepitosa
Bañuelos entró en la lista Forbes y se convirtió en el tercer español más rico que figuraba en ella… hasta que todo se vino abajo. El empresario subió mucho y muy rápido y su caída fue estrepitosa. Su hundimiento fue uno de los primeros síntomas de que la burbuja inmobiliaria estaba estallando en España. Huyó a Brasil, donde volvió a construir su fortuna, pero este año también tuvo que poner pies en polvorosa tras un nuevo fracaso.

Los socios de Agag
Y ahora, de vuelta a casa, se le abre por delante la oportunidad de volver a triunfar con Alejandro Agag. El yerno de Aznar es famoso por su gusto a la hora de elegir socios. Tiene una estupenda relación con el dueño de la Fórmula 1, Bernnie Ecclestone, y con el capo de Renault, Flavio Briatore, y sus vínculos llegan hasta Silvio Berlusconi

Gürtel y Fórmula 1
Su obsesión con los bólidos le llevó a comprar la GP2, considerada la antesala de la Fórmula 1, y se le considera el artífice de la polémica llegada de la competición a Valencia y su circuito urbano. Cuando la trama Gürtel estaba en boca de todos, Agag era una de las caras más buscadas, ya que los cabecillas de la red no sólo organizaron su boda con la hija de Aznar, sino que también ejercieron de testigos en el enlace. Las únicas palabras (bastante incoherentes) que se le consiguieron sonsacar fueron, precisamente, en un circuito de Fórmula.