Mercadona ha creado una red comercial en el exterior con el objetivo de compra productos alimenticios a precio más bajo que en España y consolidar su puesto en el mercado de distribución. El grupo valenciano tiene ya oficinas de oficinas en Alemania, Italia, China, Reino Unido, Bélgica, Panamá y Sudáfrica, con equipo comerciales especializados en la búsqueda de productos a precios competitivos para distribuir en sus tiendas.

Tradicionalmente, Mercadona ha buscado en el exterior productos que no se producían en España o sólo en temporadas concretas, como muchas frutas, pero ya ha abierto su abanico para la búsqueda de cualquier producto que tenga mejores precios. En medios de la industria alimentaria se muestran preocupados por el interés de Mercadona por comprar productos baratos donde sea, como en China, con estándares de calidad diferentes de los europeos. La alarma se está generalizando en la industria alimentaria una vez que se está difundiendo por todo el sector que el objetivo de Mercadona es pasar de un 15% de productos exteriores a un 25% del total de su catálogo a la venta. En esos medios se señala que la estrategia de por mantener cautivo al cliente a base de precios bajos puede tener un impacto de consecuencias imprevistas en toda la industria alimentaria española.

Mercadona, con una red de 1.625 tiendas repartidas por todo el territorio, controla el 40% de la distribución de productos de la compra básica de las familias españolas y su posición en el mercado influye de forma decisiva en toda la cadena de producción y consumo de miles de productos. Es una empresa sistémica, en la más amplia acepción del térmico, que afecta de forma global a todo el entramado social y económico. Un cambio sustancial en su política de compras, impulsando los productos del exterior, puede tener consecuencias determinantes en todo el sistema productivo. Esta estrategia de ampliar las compras en el exterior coincide con la implantación de nuevas reglas con sus proveedores nacionales, a los que de forma unilateral está rediciendo pedidos o modificando gamas de productos, siempre con la excusa de buscar otros proveedores más competitivos. Empresas que se han ajustado al modelo de interproveedores de Mercadona, donde les dicen qué producir, cómo hacerlo, con qué costes y a qué precios, pero con la garantía de pedidos masivos, y que han realizado inversiones millonarias, están viendo ahora cómo les recortan pedidos y los raen el exterior.

¿No hay tomates en España y es necesario producir Ketchup en Alemania? ¿No se producen patatas a buen precio y hay que traerlas de Francia? ¿Es necesario ir a Portugal para arañar unos céntimos en el precio de azúcar? Se preguntan algunos de los industriales consultados y alarmados por esta estrategia de la empresa que lo controla todo en distribución alimentaria.