Los taxistas vuelven a protagonizar este miércoles una nueva jornada de huelga. Según han explicado, no encuentran razones para cambiar su idea de que el sector está en la antesala de su desmantelamiento por la actividad de plataformas como Uber o Cabify y, por ello, vuelven a protestar de forma multitudinaria este miércoles por las calles de Madrid.

Las asociaciones que representan a los más de 70.000 taxistas que trabajan en España han unido sus fuerzas para manifestarse en la capital y han convocado, paralelamente, un paro de 24 horas pero ya han anunciado que "hoy sería la última vez que saldríamos a la calle".

La federación mayoritaria del gremio, Fedetaxi, la Asociación Caracol, Antaxi, Elite Taxi (FETE) y Plataforma TNT confían en movilizar en la capital a más de 20.000 personas y conseguir un seguimiento masivo del paro.

La manifestación ha compenzado sobre las 11 del medio día encabezada por 35 taxis y, a continuación, miles de taxistas a pie tras la pancarta 'No a la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) y sus mutinacionales. Por el servicio publico del taxi'. Tras la llegada de la manifestación a la Plaza de Neptuno, en frente del Congreso de los Diputados, se han producido los primeros encontronazos entre manifestantes y la Policía Nacional que custodia la subida a la Carrera de San Gerónimo donde se encuentra la Cámara Baja.

Los representantes de las asociaciones de taxistas sí que han podido llegar al Congreso para entregar sus reivindicaciones a los distintos grupos parlamentarios. También tienen previsto no marcharse de la plaza durante toda la jornada. La manifestacion sólo tiene permiso para estar en Neptuno hasta las tres de la tarde pero ya han anunciado que no piensan moverse de allí por lo que no se descartan más momentos de tensión. 

El Supremo apoya la concesión de licencias

Los detonantes de estas protestas han sido la sentencia del Tribunal Supremo que obliga a conceder 80 autorizaciones de arrendamiento de vehículos con conductor (VTC), que son los que intermedian Uber o Cabify, y el contenido del próximo real decreto que prepara el Ministerio de Fomento para regular esta actividad.

Uber y Cabify mostraron su satisfacción por la decisión del Supremo y dijeron que favorece a los ciudadanos y a su derecho a elegir entre diferentes alternativas de movilidad.
En cambio, Fedetaxi cree que la sentencia abre la puerta a que se puedan otorgar en los próximos meses más de 10.000 licencias VTC y que las multinacionales "inunden el mercado, poniendo en peligro la estabilidad del servicio".

Esa estabilidad, según los taxistas, se fundamenta en la proporción de una autorización de VTC por cada treinta taxis, fijada en un real decreto aprobado en 2015. Antaxi ha denunciado que ya en mayo de este año operaban en Madrid cuatro veces más vehículos con autorizaciones VTC de lo que permite la ley. Esta norma va a ser sustituida por otro real decreto que, según el Ministerio de Fomento, podría ver la luz a finales de año.

El Gobierno tiene la certeza de que este nuevo real decreto reordenará el sector y marcará más límites para evitar un uso "abusivo y especulativo" en la actividad de VTC.

Además, y como novedad, se creará un registro general de ámbito nacional de este tipo de vehículos e impondrá la obligatoriedad de llevar matrículas azules tanto a taxis como a los VTC para su identificación.

Pero los taxistas no están conformes con parte del contenido de la nueva norma, que va a ser elevada en breve al Consejo de Estado. El presidente de Fedetaxi, Miguel Ángel Leal, calificó de "insuficiente" el texto y dijo que Fomento pone "trabas a los taxistas para aumentar" su contenido.

El resultado de este malestar en el gremio de taxistas es la convocatoria de una huelga en toda España, con los servicios mínimos garantizados para hospitales, urgencias, aeropuertos y estaciones aunque Madrid ha amanecido con turistas algo confusos al hacer señales a unos taxis que nunca se les acercaban en las terminales de llegada de Barajas, y con decenas de taxis que circulaban por las principales calles de la capital haciendo sonar su claxon pero sin aceptar pasajeros.