¿Qué es el déficit?

En materia económica, es la situación en la que los gastos superan a los ingresos y queda reflejada en el balance de la empresa con un saldo final negativo. La explicación es sencilla: el negocio es incapaz de recaudar todo el dinero necesario para afrontar sus cargas y, como consecuencia, debe más de lo que ingresa. En el lado contrario, nos encontramos el superávit. 

Déficit: los gastos superan a los ingresos

Normalmente, al hablar de déficit, se hace referencia a los gobiernos o entidades públicas. Pero, en realidad, estos resultados negativos (que pueden aparecer al final de un ejercicio o de un trimestre concreto) afectan a todos los organismos y compañías que trabajen con flujos de entrada y salida de dinero. El déficit puede ser de dos tipos:

  • Déficit estructural: es un balance negativo que se produce sin que intervengan los ciclos económicos. Es decir, en una situación económica normal, el flujo entre ingresos y gastos se desequilibra en favor de éstos últimos. Son los pagos fundamentales y permanentes a los que un gobierno, una empresa o unidad familiar tienen que hacer frente de manera habitual. En esto caso, sí es necesario tomar medidas para recuperar el equilibrio en las cuentas. 
  • Déficit coyuntural o cíclico: es una situación temporal, provocada por las fluctuaciones normales de la economía. Normalmente, no necesita de ninguna acción para repararlo porque no tarda en volver a la normalidad. Durante los periodos de recesión o crisis habrá déficit. 

Déficit fiscal

El déficit fiscal hace referencia a las administraciones públicas. Es la situación que se produce cuando éstas no pueden recaudar el dinero necesario para pagar sus deudas. Este término, en ocasiones, se utiliza como sinónimo de déficit público, aunque existen algunas diferencias entre uno y otro. Básicamente, el déficit fiscal refleja el estado de las finanzas de una institución pública, sea cual sea.

Esta situación trae consigo consecuencias negativas, como la falta de liquidez o la necesidad de financiar sus gastos (mediante deuda o rescate). Normalmente, se suele asociar a una mala gestión de los gobiernos y afecta directamente a los ciudadanos.

¿Qué es el déficit público?

El déficit público se refiere al conjunto de las administraciones públicas de un país y aparece cuando los ingresos del Gobierno son insuficientes para pagar todo lo que gasta. Aunque, en ocasiones, se utilice como sinónimo de déficit fiscal, se trata de la suma de la deuda de cada una de las instituciones públicas del Estado (provincias, comunidades autónomas, etc). Si los ingresos (impuestos, actividad de las empresas públicas, etc) son superiores a los gastos, entonces hablamos de superávit público. 

Déficit presupuestario

Todos los gobiernos e instituciones públicas tienen que elaborar un presupuesto para el siguiente año al final de cada ejercicio. Es decir, saben con antelación la situación económica y fiscal en la que se van a encontrar sus cuentas. Si esta previsión indica que los gastos van a ser superiores a los ingresos, hablamos de déficit presupuestario. Cuanto más exacto sea el presupuesto del Gobierno, mejor podrá enfrentarse al déficit, a través de la emisión de deuda o la reducción de los gastos. 

Déficit comercial

Cuando el gobierno importa más de lo que exporta en sus relaciones comerciales, se dice que hay déficit comercial. Un análisis más exhaustivo de esta situación podría reflejar que el Estado no produce lo suficiente como para autoabastecerse. 

Ejemplo:

“El déficit público del conjunto de las Administraciones Públicas españolas, excluidos los Ayuntamientos, ascendió durante los primeros siete meses del año a 36.443 millones de euros, el equivalente al 3,27% del PIB, según los datos difundidos este martes por el Ministerio de Hacienda”