Como por encanto, han desaparecido las noticias sobre escraches y manifestaciones callejeras en torno a los desahucios. Un reciente debate en el Ayuntamiento de Barcelona puso de relieve que durante el mandato de Ada Colau, el número desahucios viene siendo prácticamente el mismo que en el anterior mandato de Trías, con lo cual la pregunta es de deducción casi infantil: ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué se han cortado de raíz las movilizaciones que tanta polvareda levantaron en años anteriores? Quizás porque la propia Colau, que era la “jefa” de los anti desahucios, está ahora ocupada como alcaldesa de Barcelona de Podem en Comú, y ya no es preciso reprochar a un tercero, frente a cámaras de TV i redes sociales, la existencia de este drama familiar.

Llama la atención unas declaraciones de los nuevos y moderados responsables de la Plataforma Anti Hipotecas: “Estamos cansados de que el tema se use como arma arrojadiza entre partidos. Que se sienten juntos para acabar con este drama”. Se quitan la pintura de la cara, entierran el hacha de guerra y se transforman en los príncipes del sentido común. 

Es fascinante el transformismo del mundo de Podemos. Aparece y desaparece en un  plisplás la casta, el Régimen del 77, la salida del euro, el referéndum catalán, los desahucios… Lo maravilloso es que lo hacen con millares de agentes y trolls en las redes sociales, que evolucionan con precisión de desfile militar: al mismo paso. Y obedeciendo consignas al margen de la realidad, claro.