Recién comenzado el mes de agosto, el mes de vacaciones de referencia y descanso por antonomasia. Toda la zona de la Costa del Sol malagueña se ha inundado de visitantes y de turistas tanto de carácter nacional como provenientes de otros países. Algo muy positivo tras los veranos sufridos por la pandemia, así como por lo que implica de ingresos para las empresas turísticas y creación de empleo para trabajadores y extranjeros. Sin embargo, y a pesar de que los municipios del litoral malagueño tienen en el fenómeno del turismo su principal fuente de ingresos, “el sistema sanitario en la Costa del Sol se encuentra auténticamente desbordado y lo peor es que una gran parte del personal ya no puede más”.

Incremento de las agresiones a los médicos

Esta última afirmación, tan contundente como veraz y preocupante, es una declaración angustiada de profesionales de la sanidad a través de sus portavoces del Sindicato Médico de Málaga. El SMM ha dado la voz de alarma por esta precaria situación en los centros sanitarios malagueños y ha advertido de otro aspecto, grave y preocupante para la integridad física de dichos profesionales, como es el hecho de que “la frustración de los usuarios está conllevando el incremento de las agresiones a los médicos”. Una situación que atenta contra el más mínimo de los derechos de las personas y la dignidad de los trabajadores, en este caso de la salud.

Las causas que han provocado que se degenere la sanidad pública de la Costa del Sol hasta llegar a esta grave situación son varias. Según el SMM se conjugan múltiples factores: “las vacaciones, que por turnos, deben y tienen que disfrutar los profesionales; las ausencias justificadas por permisos y por bajas de enfermedad (los médicos también enferman y el Covid no nos ha abandonado); el desastre que supone no encontrar profesionales médicos para contratar; la falta de previsión y organización de la que se ha disfrutado durante tantos años”.

A ello hay que añadirle el déficit de infraestructuras sanitarias bien dotadas, de la que, desgraciadamente, “sobresale con alta puntuación” la Zona Básica de Salud de Fuengirola-Mijas. Mención especial se lleva el Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP), único disponible en toda la Zona Básica de Salud y que cubre, “nada más y nada menos”, que todo el término municipal de Fuengirola y de Mijas, que se localiza físicamente en el centro de salud de Las Lagunas (Mijas), y que permanece funcionando las 24 horas del día durante los 365 días del año.

El “hospitalillo”

Muchos usuarios denominan a este Servicio de Urgencias de Atención Primaria como el “hospitalillo”, porque es lo único que disponen entre el Hospital de Marbella y el Hospital Clínico que actualmente también cuenta con el Chare de Benalmádena. Y nada más lejos de la realidad, salvo en el apartado de volumen asistencial en este, que llega a superar a algunos hospitales, porque carece de los servicios propios de un centro hospitalario. Es un servicio de urgencias extrahospitalario, de atención primaria que no puede suplir a un Chare o a un hospital, ni en medios ni en personal.

Esfuerzo y voluntarismo de los profesionales

Al Sindicato de Médicos de Málaga, aunque le consta el gran esfuerzo que se hace desde el distrito sanitario, lo considera insuficiente. La solución no se puede circunscribir en mantener a duras penas y con el enorme esfuerzo del personal sanitario y no sanitario, realizando muchas horas de jornadas complementarias, las mismas dotaciones que en otras épocas del año.

Población que se triplica

La población puede llegar a duplicarse e incluso triplicarse en esta época y la demanda de atención sanitaria se dispara. No se puede atender esta enorme sobrecarga asistencial sin aumentar y reforzar al personal. Esto condiciona el importante retraso en la atención que se presta, tanto en el propio centro como en los avisos domiciliaros que se van acumulando. Sin duda, un magnífico caldo de cultivo para que se incrementen, desgraciadamente, las amenazas y las agresiones a los profesionales.

Sometidos a un gran estrés y desmotivados

Por último, el colectivo sanitario se formula la siguiente pregunta “¿Qué no hay profesionales disponibles?”. La respuesta es que habrá que priorizar, “invertir” y reorganizar los escasos recursos humanos que se dispongan. Los profesionales están sometidos a un gran estrés con un alto nivel de desmotivación, únicamente superado por su gran interés y dedicación a su actividad, pero advierte de que “todos tenemos un límite”.