En Galicia, ahora mismo, existen dos sensaciones. Por una parte, la relativa a que el resultado de las elecciones del domingo está cantado, a favor de Núñez Feijóo. Por otra, la que se refiere a que, si bien parece que la victoria el 'popular' la tiene asegurada, la participación puede ser clave para decantar la balanza hacia la mayoría absoluta o un ejecutivo de izquierdas. Para los partidarios de esta sensación, ciertas actitudes denotan algo de nerviosismo en el propio aspirante a la reelección y en los suyos.

A esto último responderían las decisiones en torno a la gestión del rebrote de coronavirus en A Mariña lucense. Desde el cierre a la carta de la zona y por tiempo limitado a cinco días, en contra de la opinión de expertos sanitarios y científicos, hasta la tournée que desde hace jornadas lleva a los medios de comunicación por diferentes colegios electorales para demostrar que todo es seguro.

Lo anterior es, según quienes viven desde más cerca la realidad política gallega, algo que bien pudiera compararse con esas medidas sui generis que el PPdeG siempre ha adoptado sin importar los comentarios internos o externos (el paradigma serían las romerías de partido). Sin embargo, da la impresión de que la inquietud se observa más en los gestos y palabras del candidato, que en los sondeos que, incluso, empiezan en algunos casos a dar alguna opción de diputado a la ultraderecha.

El resumen es que Alberto Núñez Feijóo se asemeja cada vez más a Pablo Casado, precisamente de quien quiere separarse y a quien, incluso, ha enviado a dar vueltas por Galicia en solitario. Moderación frente a crispación; diálogo frente a ruptura; interés general frente a interés partidista o particular.

Las medidas adoptadas por la Xunta “están avaladas por las autoridades sanitarias”. En ellas “creo más” que en las formaciones que “probablemente no tengan como objetivos salvar vidas”. La frase podría ser de Casado, de Egea o de la innombrable estos días Cayetana Álvarez de Toledo; pero no. Es de Feijóo, y en el “probablemente” esté su signo identificativo. En la duda, en esa moderación que tan bien ha sabido vender entre los suyos porque nadie pone en entredicho que se irá a Madrid más pronto que tarde, por esa característica de escapar de la pelea y del cuerpo a cuerpo. Siempre de puertas para fuera.

Más casos y más preocupación

La afirmación la hizo hoy en la comparecencia posterior al Consello de la Xunta. Ni siquiera fue en un acto de campaña, donde el juego político permite licencias verbales de todos los candidatos que, a todas luces, deberían ser erradicadas.

El brote de A Mariña mantiene encendidas todas las alarmas. A pesar de que ayer mismo habló de cierta mejoría, hoy han vuelto a crecer los casos. A su vez, varios municipios y el presidente de la Diputación de Lugo pidió este jueves el aplazamiento electoral.

Durante los momentos más duros de la pandemia y del confinamiento, diferentes dirigentes del PP, con su líder Casado a la cabeza, no cesaron en sus críticas a las medidas, del carácter que fueran, del Gobierno central. La presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso actuó de ariete de una política, la del principal partido de la oposición, que, incluso, llegó a llamar la atención a algunos dirigentes extranjeros, al alinearse en ocasiones con la ultraderecha de Vox.

Feijóo llegó a desmarcarse de esa forma de hacer política, pero eran otros tiempos y momentos. Apenas semanas después, a 72 horas de las elecciones autonómicas y con una situación sanitaria complicada, el candidato de Os Peares sufre cierta metamorfosis y se transforma en el presidente de su partido. El mejor ejemplo es la afirmación señalada con anterioridad, pero entendiéndola en toda su extensión: "Creo mucho más en los que nos salvan la vida que en algunos partidos políticos que se presentan a las elecciones y que probablemente no tengan como objetivo salvar vidas, sino otros objetivos que no tienen nada que ver con las vidas", dijo hoy.

Bares abiertos, sí a votar

El presidente en funciones de la Xunta de Galicia señaló ante los medios que "nadie discute" que bares y restaurantes "tengan que seguir abiertos" e "incluso, en la mayoría de la Comunidad, el ocio nocturno". A continuación completó otra de esas frases que tampoco deja a nadie indiferente: "Si bares, restaurantes, centros comerciales y tiendas están abiertos, lo lógico es que se puedan abrir" los colegios electorales.

En el horizonte se empieza a especular con posibles denuncias. Con las medidas adoptadas por la administración regional, aunque la Junta Electoral las haya respaldado, se impide a unas cuantas decenas de ciudadanos ejercer su derecho al voto recogido en el artículo 23 de la Constitución.

Las razones sanitarias pueden justificar tan drástica medida. No obstante, no facilitar alternativas salvo la de levantar el 'cierre' de los cinco días para, seguramente, volver a establecerlo tras los comicios, tal vez abra la vía de la reclamación judicial. Precisamente, hoy mismo, el propio Feijóo decía que, aunque existe un cierto vacío legal en la Ley Electoral, “pensamos” que quienes padecen “enfermedades infecto contagiosas no deben exponerse a poder contagiar a otras personas", para añadir a continuación que el resto de ciudadanos en cuarentena podrán acudir a las urnas "con mascarilla".

Y todo esto con un Pedro Sánchez que, ahora sí, apuesta por Galicia al elegirla para cerrar la campaña.