El apoyo al Estado genocida de Israel de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, podría explicarse por un ferviente convencimiento de que la ideología sionista, canalizada a través de la ocupación ilegal de Palestina y el exterminio del pueblo que siempre ha residido allí, es la correcta. También podría responder a la contraposición de máximos que practica habitualmente contra todo aquello que apoye la izquierda, independientemente de la materia. Sin embargo, la explicación real podría ser mucho más sencilla y cuantificable en euros, dólares o séqueles.

Las dudas son razonables, dado que antes incluso de alzarse con la presidencia autonómica ya se reconocía como una “amiga de Israel”, siempre aludiendo al habitual comodín del “antisemitismo” y obviando los crímenes que comete el Estado criminal desde su creación en 1948. Igual de cierto es que, por antagonismo a la izquierda, el Partido Popular (PP) de Madrid ha llegado a criticar y votar en contra de una ley propia que había sido presentada por la oposición, copiada literalmente de una iniciativa de los conservadores. Pero el rastro del dinero parece empequeñecer estas opciones.

Y como detrás de toda chequera hay un apellido, el que es necesario traer a colación en esta ocasión es Hatchwell. Padre e hijo, Mauricio y David, tienen conexión con el Partido Popular (PP) desde que Esperanza Aguirre no había empezado aún a criar ranas. El primero de ellos fue el fundador de la multinacional Excem, en un principio cementera y actualmente especializada en ciberseguridad y vigilancia. El otro, heredero de un gigante empresarial relacionado con compañías de defensa y armamento israelí. Los dos involucrados en el pelotazo fallido de Eurovegas y en el lobby sionista.

No obstante, David ha llegado mucho más lejos que su difunto padre en su posicionamiento político público. El presentado más allá de nuestras fronteras como “el mentor de Ayuso” no dudó en ser unas de las personalidades que difundió que Podemos disfrutaba de financiación iraní ni en replicar otros tantos bulos contra la izquierda. De su íntima amiga, Hatchwell habla como “una mujer extraordinaria, joven, pero con un talento increíble, que dice la verdad, que la gente entiende que es una persona de bien”, que “fue capaz de descabezar una hidra comunista populista”.

Sin embargo, la defensa del sionismo criminal y el ataque a la izquierda no es el mayor nexo entre presidenta y empresario, al que podría sumarse al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que no dudó en desalojar la reconocida Ingobernable para regalarse el edificio y que montase un Museo Judío que, finalmente, no le apeteció llevar a cabo. La clave es Excem, su relación con todo el aparato de ciberseguridad y defensa israelí, incluido el famoso Pegasus, y su cercanía a Benjamín Netanyahu, de cuya campaña fue uno de los principales financiadores en 2015.

Ladrillo, Malinche y lobbys sionistas

El empresario del entorno de Ayuso hace tiempo que ha expandido su negocio, poniendo muchas manzanas en la cesta inmobiliaria, especialmente en el ladrillo madrileño. De la que pasaba por la capital también decidió convertirse en productor del musical de Malinche, dirigido por Nacho Cano, cuya aparición en este selecto grupo para nada tiene por qué explicar su servicio político a Ayuso, en especial desde que se estrenó el musical. Más allá del ámbito empresarial, Hatchwell Junior también ha disfrutado siempre de un importante peso en la sociedad civil.

Fue presidente de la Comunidad Judía de Madrid, es el actual presidente de la Fundación Hispanojudía, y fue cofundador de la asociación proisraelí Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM), organización de extrema derecha presidida actualmente por Ángel Mas que, a su vez, es el copropietario de Zakut, asociación que ha recibido millones de euros en subvenciones de comunidades autónomas del Partido Popular, y parte accionarial de la socimi con la que invierte en vivienda Hatchwell.

Ayustina de Aragón”, ha calificado Mas a la presidenta autonómica. Desde su chiringuito financiado por gobierno del PP, calificado por otras organizaciones judías como “ultraderechista” y empeñada en “perseguir” a la población israelí, se dedican ambos a lazar insultos contra la izquierda española, a la que acusan de ser “franquicia de Hamás”. Por el contrario, los madrileños y judíos de la capital “tienen la suerte” de que les gobierne Ayuso.

Casi tanta suerte como los beneficiados de los negocios que involucran a las administraciones del PP, Excem, ACOM, Zakut y demás siglas que ocultan al dinero sionista que pagó la campaña de Netanyahu, financia el genocidio actual y, a la par, despliega negocios por España y son responsables de campañas públicas que sostienen a líderes conservadores, dándoles motivos para mirar hacia otro lado ante un genocidio.

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