Apenas cuarenta y ocho horas han pasado desde uno de los suspensos más clamorosos de Alberto Núñez Feijóo en el Congreso de los Diputados. El jefe de la oposición y líder del PP a nivel nacional tenía este miércoles una oportunidad dorada para hacer una intervención de consenso en la Cámara Baja, ganarse la confianza de las fuerzas parlamentarias y conseguir su objetivo: desacreditar a Pedro Sánchez y reunir los apoyos necesarios para sacar adelante una hipotética moción de censura. Por contra, el gallego optó por seguir anclado en el barro con un discurso bronco en el que cometió diferentes equivocaciones y dejó patente que desconocía el funcionamiento de organismos como la Fiscalía General del Estado o el Tribunal Constitucional. Sánchez, por su parte, fue capaz de apaciguar a los socios y, contra todo pronóstico, salir reforzado y respirar tranquilo de un Pleno crucial. Pese al mal desempeño de Feijóo el miércoles, el PP madrileño ha cerrado filas con él y se ha limitado a valorar positivamente sus intervenciones.
Preguntado por este periódico por el trabajo de Feijóo en el Pleno del Congreso del miércoles, el jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, ha respondido de manera escueta: "Muy bueno, sin duda". Una afirmación que contrasta con lo visto a mitad de semana, con la tranquilidad con la que se sienten en Moncloa y con el enfoque de toda la prensa al respecto. Ante ello, y teniendo en cuenta que el nombre de Ayuso suena fuertemente en las quinielas para suceder a Feijóo en el futuro, surge una pregunta: ¿Es esta validación un caramelo envenenado?
Son muchas las ocasiones en las que la presidenta de la Comunidad de Madrid ha confrontado con los postulados de su líder a nivel nacional, llevándole la contraria y difiriendo de él para diferenciarse claramente. Conociendo semejante historial, no sorprendería que esta validación fuese, en realidad, un regalo tramposo, especialmente viendo cuál fue el nivel de la intervención del líder del PP el miércoles.
"¿Cree que así le apoyaremos?"
Los improperios de Feijóo no se limitaron a Sánchez, sino también a sus potenciales socios a futuro como PNV o Junts. En el Pleno, el Partido Popular la tomó especialmente con los nacionalistas vascos, a quienes tiene declarada la guerra desde que asumió las riendas de Génova y se olvida de que podría venirle bien llevarse mejor con ellos. En el debate sobre corrupción, volvió a ocurrir, reservando toda la hostilidad hacia los jeltzales y alejando las posibilidades de gobernar en solitario. "¿Creen que así les vamos a apoyar?", espetaba su portavoz tras los ataques furibundos del conservador.
A pesar del beneplácito del PP de Madrid tras su intervención del miércoles, la sensación en el grueso del arco parlamentario es que Feijóo ha vuelto a condenar al Partido Popular. Los conservadores están castigados en el rincón de pensar, sin apoyos, en buena parte por la retórica hostil hacia los socios del Ejecutivo. Llama especialmente la atención esta actitud contra quienes tendría más facilidades de atraer como son los nacionalistas del PNV y de Junts Per Catalunya, socios clásicos de los gobiernos conservadores en el pasado. Pero Génova sigue anquilosada en tesis del 2017 y no supera la traición de los conservadores vascos en la moción de censura a Mariano Rajoy.
Para el PP, aún quedan muchas facturas por pagar y están presos de sus propia dialéctica contra el Gobierno de Sánchez, al que acusan de trocear el país y ponerlo al servicio de Carles Puigdemont. Pero en lo que respecta a los nacionalistas vascos, la cuestión es todavía más sangrante. Génova ha intentado acercamientos, pero diluidos entre los constantes dimes y diretes parlamentarios en cuanto algún emisario del PNV se niega a bajarle el pulgar a Pedro Sánchez, y es precisamente esto lo que se vio en la sesión matinal del Congreso del miércoles.
No es especialmente esperanzador el panorama para el líder del PP, que se queda solo en el Hemiciclo por su tono bronco y que ni siquiera puede saber si el apoyo interno que recibe está envenenado o es genuino, a la vista del historial de disidencias de la sección capitalina.