La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha insistido en su batalla contra el Gobierno de Pedro Sánchez para que el currículo de bachillerato para el curso 2022/2023 no llegue a las aulas y ha vuelto a asegurar que quiere evitar los "contenidos ideológicos sesgados". En concreto, ha mencionado varios "disparates" que -afirma- defienden desde el Ministerio de Educación, como que "comer contamina" o que "el comunismo es la solución".

Así lo ha asegurado este martes en una entrevista en la Cadena Cope, después de que este lunes anunciara un recurso ante el Tribunal Supremo. "Forma parte de un rediseño de España entera" y ante un "presente de crisis, de drogas, de adicciones y ante un futuro que está por hacer", dijo en una rueda de prensa desde la Real Casa de Correos. En esta ocasión, la dirigente madrileña ha reiterado la necesidad de acabar con la "doctrina sectaria, politizada, tóxica, a los alumnos" pero ha negado que ella sea una censora o una inquisidora, tal y como han criticado miembros de la oposición, como Mónica García.

Niega que sea censora

"La actitud autoritaria es la suya, la que impone esos contenidos, que nadie les ha pedido, en un momento que nadie lo estaba reclamando y con unos efectos perversos para todos los alumnos. No puedo quedarme de brazos cruzados", ha dicho en referencia a las palabras que este lunes ha pronunciado la ministra de Educación, Pilar Alegría, quien le afeó que genere "continuamente ruido" en lugar de "hacer sus deberes" en materia educativa. Afirmó, además, que le resulta "curioso" que "la que se presentó como la reina de la libertad" pase "ahora a querer censurarlo todo".

Con todo, Ayuso ha negado que tenga una "actitud dictatorial" y ha cargado contra el Ejecutivo. "He leído que yo quiero censurar y es que esta es la gran trampa. ¿Quién censura aquí y quién es dictatorial aquí, quién ha consensuado todos estos contenidos, para qué, cómo y en beneficio de qué? Resulta que, si yo no quiero que le den doctrina sectaria, politizada y tóxica a los alumnos, yo soy la que censuro", ha afirmado.

"Ponen esa doctrina y todos tenemos que asumirlo y si pretenden que dentro de tus competencias se queden al margen, somos nosotros los censores. Es increíble. El 'Francomodín' lo utilizan para cualquier cosa en este Gobierno", ha señalado por su parte Ayuso. "No hemos recurrido en otras etapas educativas y la verdad es que, visto lo visto, lo lamento profundamente, pero es que este Gobierno abre cada día una crisis nueva y comete barbaridades continuas, tres al día, entre escándalos, imposiciones y erosión de las instituciones y polémicas ficticias", ha asegurado ante los micrófonos de Herrera en Cope.

Contenidos sesgados, partidistas, tóxicos y manipulados

De esta forma ha defendido la presidenta regional su decisión de solicitar la suspensión cautelar del currículo de Bachillerato que desarrolla la LOMLOE, que -dice- cuenta con una "alta carga ideológica" y "mete en la cabeza conceptos disparatados". En concreto, ha mencionado que se habla de que "comer contamina", sobre "los roles de género de las matemáticas" o que se defienda que "el comunismo es la solución para todo", unos comentarios que han despertado las risas de los presentes, como la de Carlos Herrera.

"Pretenden eliminar el legado español a todos los alumnos, que no sepan de dónde vienen, como si fuéramos una franquicia internacional y, además, a mi juicio, dentro de agendas políticas que están asolando Occidente, donde nos están metiendo en la cabeza conceptos que son disparatados contra el consumo, contra la empresa contra el crecimiento y, en el caso español, contra nuestra herencia", ha afirmado.

La lideresa de la Comunidad de Madrid ha insistido en que "lo que no puede ser" es que estén "llenando los libros de texto de todos los alumnos de España de contenidos ideológicos sesgados, partidistas, absolutamente tóxicos y manipulados y no pase nada y nadie diga nada", en referencia a que su Administración es la única de España -y de los populares- que ha emprendido esta batalla política e ideológica contra el Gobierno central. "No puedo quedarme de brazos cruzados, como están haciendo la mayoría de la gente", ha afirmado tras insistir en que es "un contrapeso" a Sánchez.