En noviembre de 2002 tuvo lugar la mayor catástrofe ecológica de la historia de España. La mención del nombre del petrolero que la provocó, Prestige, causa todavía 20 años después escalofríos en las rías gallegas.

Buena parte de lo que ocurrió entonces se achacó a la falta de políticas específicas para hacer frente a una catástrofe de estas características y, sobre todo, a la descoordinación y falta de veracidad de algunas de las informaciones y medidas adoptadas por el Ejecutivo de entonces, presidido por José María Aznar.

Hace muy poco que se ha recordado aquella fatídica fecha de noviembre al cumplirse dos décadas de la tragedia del Prestige y una gran preocupación ha surgido debido a otro petrolero con problemas.

En esta ocasión el buque que ha sufrido el incidente se encuentra situado frente a las costas de la ciudad portuguesa de Oporto. Sin embargo, el asunto ha llegado ya a la política gallega, precisamente recordando lo sucedido hace 20 años.

La diputada y portavoz de Pesca del Bloque Nacionalista Galego, Rosana Pérez, ha pedido hoy a los gobiernos español y gallego que pongan “a disposición de las autoridades portuguesas todos los medios necesarios de salvamento y anticontaminación” ante el incendio registrado en el petrolero Greta K.

La parlamentaria ha hecho mención a las informaciones e imágenes que llegan del buque que está a una distancia de alrededor de 10 millas náuticas de la costa del país vecino. A su juicio, todo esto provoca “gran preocupación en Galicia y, sobre todo , en el sector pesquero”.

Cabe recordar que el fuego en el barco se produjo ayer y, tal y como ha recalcado la dirigente nacionalista, desde entonces “vemos con temor el empeoramiento de las condiciones climatológicas y los infructuosos intentos de las autoridades portuguesas por apagar las llamas y poder atracarlo en el puerto de Leixões”. Se da la circunstancia de que ayer mismo desde la Xunta de Galicia se decretó alerta naranja por fenómenos meteorológicos adversos en la costa.

Todas las alarmas

En las últimas horas, la trayectoria del petrolero y su cercanía a la costa han encendido todas las alarmas y, para el BNG, “nos sitúa inevitablemente en aquel fatídico noviembre de 2002”, en referencia al episodio del Prestige que tuvo “gravísimas consecuencias para Galicia” y de las que no fue ajena Portugal, adonde también llegaron los restos del chapapote, como a otras zonas del Cantábrico.

Pérez ha insistido en que, ante el riesgo de un nuevo siniestro en la costa gallega por el posible vertido de combustible, deben los Gobiernos gallego y español realizar un seguimiento estricto de la evolución del incendio”. El objetivo es impedir otro posible Prestige que afecte a las rías gallegas de nuevo.

Tras esta petición, el propio delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, ha aclarado que el incendio está controlado, al tiempo que ha garantizado que se lleva a cabo un seguimiento del asunto con el objetivo de “tener la garantía de que no va a afectar a nuestras costas cualquiera de las circunstancias que sucedan".

No obstante lo anterior, también ha asegurado este jueves que pedirá a Portugal la información necesaria para disponer de la seguridad de que “no va a afectar a nuestras costas”.

Ahora mismo, en la zona en la que se encuentra el petrolero Greta K a cerca de 20 kilómetros de la costa portuguesa del puerto de Leixões, en el municipio de Matosinhos, trabajan remolcadores del puerto de esta ciudad, botes salvavidas y un buque de la Policía Marítima de aquel país. Según han publicado en las últimas horas medios de comunicación portugueses citando al capital Silva Rocha, si el remolque del barco incendiado hasta tierra finalmente no se materializa, entonces deberá aguantar en alta mar.