Alberto Núñez Feijóo llegó con la lluvia a Valladolid para apoyar al candidato del PP a la Alcaldía, Jesús Julio Carnero, en un acto al aire libre que corrió peligro por el chaparrón previo, pero que aprovechó, una vez más, para cargar contra “los errores, cesiones y desmanes” del ‘sanchismo’, y en el que sorprendió echando mano de los expresidentes de su partido, José María Aznar y Mariano Rajoy, como ejemplos de ‘gestión’ ante las crisis, de quienes aseguró que “se fueron con una España mejor que cuando llegaron al Gobierno”.

“En las crisis de los 90 y en la del 2010 y siguientes”, dijo, “vino el Partido Popular, llegaron el presidente Aznar y el presidente Rajoy se fueron con una España mejor”, aseguró, “para eso merece la pena estar en política, no para dividir, fracturar ni debilitar, sino para fortalecer”.

El presidente del PP tuvo críticas contra el actual alcalde de Valladolid, Oscar Puente, a quien definió como “un ‘sanchista’ de las primeras hornadas”, algo que, consideró, “supone merecer perder las elecciones”, y, por supuesto, hizo un repaso a los temas recurrentes en la precampaña: la ley “Sólo sí es sí”, el uso del Falcon, las listas de Bildu, las diferencias entre los socios del Gobierno, la ocupación de viviendas, Marruecos, las protestas en la Justicia, el Tribunal Constitucional, la sedición, y, por supuesto, las encuestas del CIS.

Feijóo aseguró que existen dos modelos de partidos: ‘el del miedo’ de Pedro Sánchez y ‘el de la ilusión’ del PP, y llegó a afirmar que “todos los barones del PSOE están haciendo mítines hoy, aprovechando que Sánchez no está”, acusando al presidente del Gobierno de pedir el carnet de identidad a la entrada de sus mítines o cancelarlos “por miedo a pinchar”.

Como si fueran generales

Al margen de los elogios al candidato ‘popular’ en Valladolid, Feijóo enfocó su discurso contra el Gobierno, el ‘sanchismo’ y sus socios, como si de unas elecciones generales se tratara, sin referencias al Gobierno de Mañueco ni al pacto que su partido mantiene con Vox en Castilla y León.

“El 28 de mayo vamos a poder cambiar el Gobierno”, dijo, porque, según afirmó, “lo más importante en democracia no es poder elegir el gobierno, sino poder cambiar el gobierno”, y aseguró que en Castilla y León no hay ciudadanos que estén de acuerdo con que la gobernabilidad de España esté en manos de quienes van en las listas de Bildu ni de Esquerra Republicana de Cataluña, “ni que las prioridades del Gobierno sean derogar la sedición en beneficio de personas condenadas por sentencia firme por el Tribunal Supremo que lo único que han podido acreditar es ser amigos del Gobierno”.

Los candidatos de Sánchez

Feijóo denunció que en el Comité Federal del Partido Socialista “nadie ha levantado la mano para decirle al secretario general: ‘por esto no pasamos, o cambia usted de opinión o le cesamos como secretario general del PSOE”.

De este modo, afirmó que “todos los candidatos de Sánchez son responsables de los efectos del ‘sanchismo’, todos se han cruzado de brazos ante cada vergüenza que nos ha tocado vivir, y todos han votado lo mismo que Sánchez en el Congreso y en el Senado, y por eso merecen la misma derrota”.

“Volveremos a una política sensata”, concluyó, pidiendo el voto para su partido, “donde si el presidente miente, ese presidente no puede presidir a los españoles, y donde el rigor sea la seña de identidad, y no un gobierno que nos ha endeudado a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros nietos, y aún quiere que le aplaudamos”.

Reivindicó los “cuarenta y pico años”, dijo, del PP, que “nació con la Constitución y no ha tenido más objetivo que apuntalarla, que hacer que se cumpla en todo el territorio, y que es el único reducto que le queda a los constitucionalistas”.

Ni un mitin sin gazapo

Esta vez, Feijóo no ubicó a Valladolid en Andalucía, como le ocurrió en Badajoz, pero sí calificó a la ciudad como “capital de Castilla y León”, algo que no es cierto.

El Estatuto de Autonomía no define legalmente la capital de la Comunidad, si bien Valladolid acoge las principales instituciones autonómicas, como las Cortes o la sede de la Presidencia y las consejerías de la Junta de Castilla y León, pero la capitalidad autonómica ha generado históricamente gran controversia, especialmente en el antiguo Reino de León.