Más Madrid preguntará este lunes en la Comisión de Políticas Sociales, Familia e Igualdad del Ayuntamiento cómo va a garantizar la calidad de los menús en el servicio de comida a domicilio para personas mayores. Una cuestión, olvidada en muchas ocasiones del foco mediático, ya que apenas se denuncia por los perceptores al ser personas mayores, en una situación complicada y, en muchos casos, en soledad.

"El Ayuntamiento de Madrid facilita el servicio de comida a domicilio para personas que viven solas y tienen escaso apoyo familiar. Nos preocupa mucho que no se estén tomando medidas acordes al contexto socioeconómico actual", indica Mar Barberán, concejala de Más Madrid en el consistorio a ElPlural.com.

"Los precios de los alimentos, de la cesta de la compra, se han incrementado en los últimos años en unos porcentajes muy elevados, que nada tienen que ver con el aumento de los presupuestos en las licitaciones o tarifas aplicadas. Esta situación tiene un impacto importante sobre la calidad del producto o la cantidad de comida que se facilita en cada menú", denuncia.

Por desgracia, la petición de Más Madrid es cierta y a ella se enfrentan miles de personas. Sonsoles tiene 70 años, y lleva sola más de treinta cuando murió su madre. "Yo recibo la comida porque además tengo una discapacidad importante. Yo no puedo ir a hacer la compra o hacer esfuerzos. Me traen la comida, pero muchos días como en casa de mi vecina porque la comida que viene es muy poca o es incomible", indica. Puerta con puerta está María. Llevan siendo vecinas cincuenta años en el distrito de Moratalaz. Ella, también con 70, cuenta la situación con mejor detalle. "Come muy mal. Muchos días le tengo que poner yo un plato de comida porque está asquerosa. Ni siquiera el pan es del día. El otro día le dieron dos salchichas frescas secas pequeñísimas y una cucharada de puré. El día que toca algún guiso, lentejas, suelen venir muy pocas y el resto es todo caldo. Y casi que te diría que, por suerte, sin sabor", insiste.

De hecho, explica que durante el confinamiento, fue ella la que se dio cuenta de que la comida, en vez de dejarla en la puerta de casa, el Ayuntamiento la dejaba en el portal, sobre los buzones. "Ella pensaba que por el covid no había comida. Estaba encima de los buzones sin ningún tipo de cuidado ni refrigeración. ¿Y si tiene algún problema porque se pone mala con ella?", denuncia. "A ver si alguien le pone fin a esto porque no hay derecho. Ha ido a comer ahora al centro de mayores de aquí del barrio y al menos come mejor", prosigue diciendo María.

Aprovecha la llamada mientras prepara la comida para explicar que ni siquiera se preocupan de desde los servicios del Ayuntamiento tenga el dinero que cuesta a los usuarios la comida. "Los días en los que no está bien de la cabeza, que se le va, he tenido que salir yo al rellano y pagar los dos euros que le cuesta", finaliza.

La misma Sonsoles nos pone en contacto con Rosario, vecina también del barrio a escasos portales. "Yo tuve que dejar de comer los tuppers que nos daban. Tengo problemas de azúcar y me estaba afectando a la salud porque no se adaptaba a la dieta. Mis hijos han tenido que contratar a una persona que me ayuda en casa. Es todo terrible. Se olvidan de nosotros y como no decimos nada, nos tienen comiendo porquería que no se comerían ni ellos. Me encantaría ver si el señor alcalde aguantaría una semana a base de lo que nos dan a los mayores", se queja cabreada.

El Ayuntamiento no tiene en cuenta la inflación 

 "Es imposible que, si la subida acumulada de la cesta de la compra desde 2022 llega a un 25% (6,8% en 2022 respecto a 2021 y un 16,6% en 2023 respecto a 2022), las empresas contratadas mantengan la misma calidad de las raciones alimenticias si el Ayuntamiento no aplica aumentos similares en las licitaciones. Sabemos que estos menús a precio reducido permiten que las personas mayores tengan una alimentación equilibrada y nutricionalmente correcta, por lo que estamos hablando también de la repercusión en la salud de las personas mayores", indica Barberán al respecto.

Tacha de "locura" que el Ayuntamiento no compense el incremento de los costes de elaboración de menús, que impacta directamente en los servicios de comedor municipal. "Viendo la licitación de comida a domicilio, lejos de aumentar el precio el Ayuntamiento reduce en un 5% el coste abonado por cada menú. En 2015 el Ayuntamiento pagaba por menú 5,51€ y ahora paga 4,22, es decir, un 5% más bajo. Un precio que, aunque no sea el precio final, puesto que luego la persona usuaria hace una aportación máxima de 2,19€, es claramente insuficiente", denuncia.

Detrás de la comida que llega a los mayores madrileños está Ucalsa. Comenzó el contrato con el Ayuntamiento de Madrid en 2021. En teoría, el contrato finaliza el próximo 18 de noviembre, pero los pliegos del mismo establecen que puede haber una prórroga de dos años. El Ayuntamiento paga más de 23 millones y medio de euros.

"El precio por comida que estableció el Ayuntamiento para esta licitación fue más bajo que el precio fijado en 2015 para licitar el contrato anterior (5,51 euros/comida) e igual al precio adjudicado en 2016 (4,44 euros/comida). En esta nueva licitación, la baja del adjudicatario supone un precio por comida todavía más bajo que el de 2016: 4,22 euros por comida. El precio pagado por comida ha sido durante los años 2016 a 2021 de 4,44 euros (no varió en todos esos años porque no tenía revisión de precios) y el precio a pagar por la comida desde noviembre 21 hasta noviembre 24 (o dos años más por prórroga) es de 4,22 euros, un 5% inferior. Mientras tanto, el incremento del IPC desde noviembre de 2016 a noviembre de 2023 ha sido de un 19,8%", expone la concejala del grupo que lidera Rita Maestre en la capital.

De hecho, denuncia que el Tribunal de Recursos Contractuales de la Comunidad de Madrid resolvió, ante un recurso interpuesto en la última licitación, "que el precio fijado por el Ayuntamiento (4,44 euros/comida) era un "precio de mercado" porque era igual al precio que se estaba pagando en el contrato vigente (el de 2016)". No obstante, "no tuvo en cuenta para hacer esta afirmación la evolución del IPC y, por tanto, el incremento de costes que lleva aparejado".

"Por supuesto la empresa que lleva prestando el servicio desde 2016, no va a perder parte de su beneficio, sino que el incremento de costes que lleva aparejado el tiempo transcurrido lo va a repercutir, bien en las condiciones salariales de los empleados, bien en la calidad de los alimentos proporcionados a los mayores, o en ambas", expone Mar Barberán instando al Ayuntamiento a tomar el control de la situación y ponerle fin.

"Las cuentas son claras: los contratistas no facilitan el mismo servicio con unos costes superiores, eso es así. Y lo que es más importante, las personas usuarias son las que sufren las consecuencias.  Creemos que el gobierno de Almeida no puede esperar a tener fotos de comida putrefacta para reaccionar. Un menú inadecuado no garantiza una dieta equilibrada, y esto es un peligro en personas mayores en las que la alimentación forma parte de la prevención en salud. La negligencia en la gestión de servicios que afecta a la salud de las personas mayores es maltrato institucional y no lo vamos a permitir", indica exigiendo que se corrija en los próximos meses cuando se prepare la nueva licitación.