Andalucía es tierra fetiche para Vox. No es casual que Macarena Olona haya sido la elegida por Santiago Abascal para tratar de impulsar la marca, dinamitar el tablero electoral y constituirse a futuro como un proyecto capaz de doblegar a los partidos tradicionales y tener aspiraciones reales de auparse como formación más votada por los españoles: “Los resultados van a ser espectaculares para propios y ajenos, incluidos nosotros mismos”, aventuraba este mismo miércoles el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, en un acto en Almería.
Al margen de los trackings internos con lo que ya juegan los ideólogos de la campaña de Olona, lo cierto es que la tendencia de la formación de extrema derecha es ascendente. Asi se desprende del segundo ElectoPanel realizado por Electomanía en exclusiva para ElPlural.com, en el que la empresa ha obtenido 2.147 respuestas entre el 29 de abril -un día después de que se formalizase la candidatura de Olona- y este 5 de mayo. Con los datos sobre la mesa, el nombramiento de la diputada ultra ha supuesto un ascenso de cerca de dos puntos porcentuales en apenas una semana, pasando del 19,2% al 20,9% en estimación de voto y erigiéndose como llave de la gobernabilidad de Moreno Bonilla, quien, todavía en cabeza, debería elegir entre un pacto natural con la extrema derecha o un gran acuerdo con el PSOE para realizar un cordón sanitario a las políticas de Vox.
Con Vox como pieza clave para entender la morfología de la cita con las urnas del próximo 19 de junio, el otro debate es quién consigue imponerse en cabeza y ser la fuerza más votada: por el momento, y según plasma el muestreo realizado por Electomanía para ElPlural.com, la victoria podría decidirse por un puñado de votos. Juan Manuel Moreno Bonilla sigue en cabeza (29,3%), pero Juan Espadas sigue creciendo (28%) y el PSOE ya habla de empate técnico en cabeza con el PP, principal favorito para revalidar San Telmo tras la carrera electoral. Cabe recordar que este estudio, ajustándose al promedio histórico de las elecciones autonómicas, tiene una desviación lógica de cerca de 2,3 puntos.
Al margen de los tres partidos llamados a repartirse las posibilidades de acceder a la gobernabilidad en Andalucía, la izquierda alternativa libra su propia batalla particular. Mientras que Por Andalucía, una coalición de formaciones de distinto signo reunificadas en pro de una mayor propulsión electoral, conseguiría un 8,3% del voto; Adelante Andalucía, la formación andalucista liderada por Teresa Rodríguez, se quedaría en el 5,7%. Ligeramente por detrás, aunque aguantando, el candidato de Ciudadanos y vicepresidente de la Junta de Andalucía durante estos cuatro años, Juan Marín, sobrepasaría la barrera moral del 5% y cosecharía un 5,5% de los apoyos el 19 de junio.
Dudas sobre el efecto Feijóo
De producirse estos resultados, el PP estaría lejos de conseguir su objetivo. Su victoria está en cuarentena, fruto de la corta distancia que le saca al PSOE, y además la penetración de Vox en el electorado de derechas pondría muy difícil las cosas a la hora de negociar equipos, programas y una hoja de ruta compartida. En estas últimas semanas, desde el PP alimentaban una teoría con bastante ahínco: la idea es repetir lo sucedido en Madrid y que los populares, sin contar con Vox, tuviesen más diputados que la izquierda al completo.
La penetración de Vox, in crescendo desde que Olona fue oficializada como candidata, dificulta sobremanera esta voluntad. Si bien el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, está teniendo una buena acogida en la demoscopia, la implantación del gallego no es homologable, al menos por el momento, a la de Juanma Moreno. Ganaría las elecciones, perdería poder. Si atendemos al resultado por escaños, en este momento el PP contaría con 38 diputados -muy lejos de los 55 que fijan la barrera de la mayoría absoluta-, el PSOE se acercaría con 34 y la extrema derecha tendría razones suficientes para pedir una entrada en el Ejecutivo a lo grande gracias a sus 26 parlamentarios (14 más que los obtenidos en 2018).
