Las elecciones de Andalucía del próximo 19 de junio servirán para medir las aspiraciones a futuro de Vox. Cuatro años más tarde de que derribasen la puerta del ostracismo con 12 diputados en la tierra que los vio nacer, los de Santiago Abascal lo saben: es su oportunidad, y la elección de Macarena Olona como rival directa de Juan Manuel Moreno Bonilla es una clara declaración de intenciones.

Habrá confrontación directa. Las dos derechas llamadas a formas coalición, siempre que un gran pacto de Estado no se interponga en el proceso de negociaciones, se temen y se miran de reojo de cara a una campaña electoral que se prevé tensa, cargada de reproches, pensada en herir al previsible socio ante la sensación compartida de que la izquierda está herida de muerte, desnortada, en pleno proceso de recomposición fruto de la llegada de un Juan Espadas que todavía no ha conseguido penetrar en la ciudadanía y de una izquierda alternativa más preocupada por el quién que por el cómo a un mes y medio de la cita electoral.

El propio equipo de Juan Manuel Moreno Bonilla, previsible ganador de las elecciones y aspirante principal a revalidar cargo, no escondió estos temores en Sevilla, una vez acabado el XX Congreso Nacional del PP en el que Alberto Núñez Feijóo, en su condición de nuevo líder del PP, contó con varios de los tenores principales del PP andaluz para que formasen parte de la renovada lista de hombres fuertes del presidente. Entonces, y cuando la masa se entretenía en celebraciones, todos los ojos miraban a Moreno Bonilla: “Nuestro principal temor es Vox. Según nuestros trackings internos, son una realidad asentada en zonas rurales. Su penetración en las ciudades también es notoria y la gente joven les sigue, independientemente de quién sea el candidato. Vox ya no da miedo. Solo hay que mirar a Castilla y León. Allí, con un candidato apenas conocido, han conseguido un resultado que nadie esperaba”, especificaban entonces estas fuentes de máxima confianza del candidato popular.

Un mes más tarde de aquella cita, y con Macarena Olona ya presentada oficialmente como rival directo, en Vox el triunfalismo no se esconde. Esperan un gran resultado. Es su momento y Andalucía su tierra fetiche. Si bien en Madrid la formación de Abascal decidió que primase un tono de perfil bajo, sabedores de que el fenómeno Ayuso era insalvable y ahondar en críticas a su gestión podía tener doble cara para sus aspiraciones, la carrera por San Telmo será diferente: “Va a ser un resultado espectacular para propios y ajenos, incluso nos va a sorprender a nosotros”, advertía este mismo miércoles el secretario general de la formación, Javier Ortega Smith, a preguntas de los periodistas desde la sede de Almería.

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"Más de un periodista se va a caer de la silla como en diciembre de 2018 y más de un encuestador va a cerrar su chiringuito de encuestas porque no lo va a contratar nadie", ha proseguido el dirigente, que, dejando caer cuál será su principal mensaje de campaña, ha acusado a Juanma Moreno de “hacer seguidismo de las políticas del PSOE” y de dejarse querer por una izquierda que podría optar por favorecer la abstención técnica para que Vox no formase parte del Gobierno andaluz.

Con lo que nos costó sacar a la izquierda de los ERE, la de mi hermano y la chusquera de paguita y de corruptela, para que luego vengan otros a hacer seguidismo de sus políticas", ha indicado. “A otros, como les gusta los sillones y se mueren por controlar las instituciones e incluso la justicia, están dispuestos a cualquier tipo de pacto con la izquierda con tal de seguir en los sillones", ha sentenciado Ortega Smith en clara referencia a un PP que aún no se ha atrevido a decir abiertamente con quién pactaría en caso de necesitar los apoyos tras la jornada electoral.