Macarena Olona es la protagonista absoluta de las elecciones andaluzas. No solo por los buenos presagios electorales, ya que todas las encuestas le otorgan un resultado por encima del 20%, sino también por los claroscuros que están acompañando a su candidatura. Este mismo viernes, el Ayuntamiento de Salobreña dio de baja a la candidata de Vox de su padrón municipal, tal y como el propio consistorio ha informado en un comunicado.

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Sin embargo, también hay tiempo para las cuestiones de menor relevancia, los detalles, aquello que no se ve. La propio Olona, en una conversación informal con el presidente de la Junta y previsible socio de Gobierno tras el 19 de junio, Juan Manuel Moreno Bonilla, le reconocía en voz baja que su cambio de aspecto respondía a una bajada de peso notoria: “He perdido 30 kilos”, confesó.

Este comentario venía precedido de un piropo del presidente popular, quien, en un tono claramente simpático, le reconocía que estaba “muy guapa”.

El empadronamiento le tuerce la campaña

En la mañana del viernes trascendió que, tras las informaciones sobre el empadronamiento instrumental de Olona, el Ayuntamiento solicitó una investigación a la Policía Local con el objetivo de averiguar si residía “regularmente” en la localidad en una propiedad que no es suya y por la que no paga alquiler alguno. El propietario, de hecho, es Manuel Martín Montero, presidente de Vox en Granada y concejal del municipio.

Según desveló la Cadena SER, se empadronó ex profeso en Salobreña (Granada) el pasado 5 de noviembre para poder concurrir a los comicios autonómicos. Una maniobra que juega con las lagunas legales y sobre la que algunos profesores de Derecho Constitucional admiten tener reservas.

Olona nació en Alicante, pero es diputada de la formación ultraderechista por Granada, tierra a la que no tiene arraigo alguno. Para obtener un escaño en el Congreso no es necesario estar empadronado en el territorio al que representarías, no obstante, sí es condición sine qua non para ser candidata autonómica.