Después de nueve meses desde los sucesos de la DANA del 29 de octubre del pasado año, que provocaron graves inundaciones y daños en numerosos municipios de la Comunitat Valenciana, la ciudadanía teme que se den situaciones semejantes sin la preparación pertinente de los servicios de emergencias. No se han arreglado o adaptado las infraestructuras para una nueva dana, y tampoco hay en vigor ningún plan de emergencias que asegure un otoño fiable para los residentes de estos municipios.
Ante ello, a través de la organización de los Comités Locales de Emergencia y Reconstrucción, la población ha decidido dar un paso adelante para fortalecer la preparación y la respuesta ante futuros fenómenos climáticos extremos. Así, se ha formalizado una iniciativa, registrada oficialmente, que se basa en una serie de preguntas dirigidas a los ayuntamientos afectados. Con el objetivo de entablar un diálogo constructivo que permita evaluar el grado de preparación actual de los consistorios, además de detectar oportunidades de mejora desde una perspectiva de cooperación y corresponsabilidad, estas 40 preguntas que esperan respuesta en un plazo de 15 días son fruto de una ciudadanía indignada y preocupada ante la devastación sufrida el pasado octubre.
“Queremos contribuir de forma positiva y participativa al diseño de municipios más seguros, resilientes y adaptados a los nuevos retos climáticos”, señalan desde la organización.
Estas preguntas formuladas se desarrollan en cuatro grandes bloques: Planes de emergencias y de actuación ante riesgos, sistemas de alerta y aviso, infraestructuras y equipamiento urbano, recursos humanos y voluntariado.
Algunas de estas preguntas, centradas todas en la seguridad ciudadana y no en la culpabilidad o responsabilidades, son:
- Ante un nuevo episodio, ¿tiene el ayuntamiento concretado los criterios de suspensión de clases, cierre de espacios públicos y privados y centros de trabajo, así como la operativa para garantizar su cumplimiento?
- En el caso de estar implantando nuevos sistemas de comunicación que también permitan recibir una alerta temprana y avisar a la población, ¿Cuándo estarán operativas? ¿En qué tecnología se basa?
- A la vista de lo sucedido en la última Dana, ¿qué espacios se han identificado como seguros para ser utilizados como refugio y de primeros auxilios? ¿Se va a informar a la población de su existencia?
- ¿Ha habilitado este ayuntamiento algún mecanismo para coordinarse con la ciudanía dispuesta a colaborar en una emergencia?
- El pasado 29 de octubre comprobamos que las alertas basadas en los valores de caudal en los barrancos ofrecen escaso margen, especialmente para llevar a cabo medidas que requieren cierto tiempo. ¿Contempla los actuales criterios de activación de medidas de protección y evacuación datos más tempranos como las alertas meteorológicas?
Esta acción representa un ejemplo de cómo la sociedad civil puede implicarse de manera activa y propositiva en la construcción de respuestas colectivas frente a la crisis climática. No es sino la forma ortodoxa de poner en valor el objetivo de las políticas, que es la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, mediante la puesta en marcha de acciones que defienden única y exclusivamente a la población.
“Confiamos en que los ayuntamientos reconozcan el valor de nuestra colaboración y nos involucren activamente en el proceso de mejora y adaptación de las políticas locales” aseguraban desde la ciudadanía, organizada en los Comités Locales de Emergencia y Reconstrucción, equiparando el reconocimiento que reciben “la Constitución Española, el Tratado de la Unión Europea y otras normas nacionales e internacionales” las cuales, como aseguran, “respaldan el derecho de la ciudadanía a participar activamente en los asuntos públicos más allá de los procesos electorales”.